martes, 7 de agosto de 2018

Comentario de obra leída entre 1939 y 1975. Nada de C. Laforet.


NADA, de Carmen Laforet.
Durante los años 40, en la narrativa de posguerra destacan los autores en el exilio (fuerte crítica social) y los que se quedaron, que presentan dos posturas: por un lado, los que volvieron a un realismo más tradicional y, por otro lado, los autores más jóvenes que apostaron por una narrativa de exploración existencial.
Retrato de Carmen LaforetEn esta vertiente existencial destaca Carmen Laforet, con Nada, que ganó el primer Premio Nadal (1944), y que narra las vivencias de Andrea que acude a Barcelona a estudiar a la universidad donde vivirá con su abuela y otros parientes; en una Barcelona de posguerra, gris e hipócrita, con una atmósfera de incertidumbre, desesperanza y de abierta crueldad.
Ese es el escenario existencialista, propio del siglo XX, debido a guerras y crisis económicas y es que las consecuencias de la Guerra Civil están muy presentes en los dos mundos que encuentra Andrea: la casa familiar (símbolo de un ambiente moral degradado) y los amigos de la universidad (con la angustiosa experiencia por la diferencia de recursos económicos), que dejan a la protagonista de Nada desorientada y en busca de respuestas que nadie podía contestar.
En dos ocasiones aparece en el libro en forma de respuesta la palabra que da título al libro, “nada”. La primera cuando sale a relucir la historia de la tía Angustias con un señor casado y la segunda cuando se descubre la historia entre Gloria y su cuñado, el tío Román. Dos momentos de tensión y de descubrimiento, que se quedan en eso, en “nada”.
La novela está estructurada en tres partes. La primera comienza con la llegada desde provincias a Barcelona de Andrea y la presentación del lugar y de la familia, con lo sucio y el color negro dibujado en estas primeras páginas. La tía Angustias tiene gran protagonismo, aunque acaba marchándose a un convento no sin antes desearle la muerte a su sobrina: “Durante quince días he estado pidiendo a Dios tu muerte… […] ¡Infeliz! ¡Ya te golpeará la vida, ya te triturará, ya te aplastará! ¡Hubiera querido matarte cuando pequeña antes de dejarte crecer así!”. En la segunda parte, conocemos más a fondo el mundo universitario de Andrea (su amiga Ena, los “bohemios”, el primer baile de Andrea en el que no bailó, esas diferencias económicas…) y, en la tercera parte, se resuelven algunos conflictos planteados que mezclaban ambos mundos (familia y universidad) y termina, aunque con la presencia de la muerte y de abandonos, con esperanza y oportunidad.
Nada, aunque con más de 70 años, aborda problemas que hoy día son actuales, entre ellos, la violencia de género (a lo largo del relato existen duros fragmentos en los que Juan, uno de los tíos de Andrea, propina palizas a su mujer Gloria: “Juan la cogió por los hombros […] Vi caer a Gloria y rebotar su cabeza contra la puerta del balcón”). La autora critica la actitud del hombre de posguerra: “Era uno de los infinitos hombres que nacen solo para sementales y junto a una mujer no entienden otra actitud que esta” o “Me gusta pensar que tengo una sobrina que cuando se case sabrá hacer feliz a un hombre” en referencia a zurcir calcetines y dar de comer a los críos, o “Tiene sesos de conejo… ¡como tú!, ¡como todas las mujeres!… por lo menos ¡que sea madre, la muy…!”. También cuando Andrea se junta con sus amigos “bohemios” y es la encargada de preparar los bocadillos: “Ahora vamos a merendar si Andrea tiene la bondad de hacernos unos bocadillos con el pan y el jamón”. Es un relato en primera persona, en el que, tras la publicación de la biografía de Carmen Laforet, se ve el paralelismo de su vida con el personaje de Andrea de esos años de posguerra y de opresión… A través de la primera persona, Andrea, refleja la angustia existencial (“me sentía ansiosa de compañía, como un perro…”) y reflexiona sobre el ser mujer (“Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de una manera que ella misma se sienta irradiante de luz”). Otro tema importante es la diferencia de estatus social (“Los obreros viven mejor que los señores, llevan alpargatas, pero no les falta su buena comida y su buen jornal”), y es que la familia de Andrea cuenta con Antonia, la criada, a pesar de sus problemas económicos. No hay que olvidar la situación de posguerra que refleja la época en la que había panecillos de racionamiento. La guerra se palpa en la lectura con referencias a “bombardeos”, “tiros”, “pasada guerra”, “zona roja”, “los nacionales”, “sufrimientos de la guerra”, “embriaguez de la guerra”, “casas viejas que la guerra había convertido en ruinas”, o “los esqueletos oxidados de los buques que salían a la superficie (en el puerto)”.
Como la historia sucede en Barcelona el lector se topa con alguna que otra palabra y enunciados en catalán (Vols una mica d’aiguardent, nena?”), que no suponen ningún problema de comprensión.
Una mínima referencia al personaje de la abuela es imprescindible. Un personaje al que siempre Andrea menciona con ternura, “capaz de morirse de hambre si la comida estaba escasa para que quedase más a los otros” y defensora de los suyos, a su ver, de los que más la necesitan.
La opresión de la obra inunda hasta al lector traspasando cada línea de la novela dibujando lo cruel de la psicología humana (“Cómo en los sentidos humanos cabe una tan grande cantidad de placer en el dolor…”)… Apunta Carmen Laforet en Nada que “los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos los de nuestro alrededor conocen. Tragedias estúpidas. Lágrimas inútiles”.
Otras obras que destacan de Laforet son La isla y los demonios (1952) y La mujer nueva (1955).

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A MI HONORABLE PADRE. 19/05/08

A mi honorable padre.

Me encuentro en una situación difícil, pero cómoda. Es como si flotara en el espacio de los recuerdos. Todo sabe a recuerdos, todo son momentos vividos. Si camino, recuerdo; si pienso recuerdo más intensamente; si tomo cerveza, recuerdo instantes que compartimos; si voy a la compra, él siempre está presente. Todo lo que hay a mi alrededor me recuerda a él. Sueño con su presencia. Fue una persona muy importante en mi vida y para mi vida. Le dije millones de veces que lo quería y eso me reconforta sobremanera. Ahí ando, en estos senderos me encuentro. En alguna ocasión, los lagrimales vierten alguna gota de dolor. Sigo viviéndolo mucho más intensamente que cuando me regalaba su presencia.
Fue un hombre bueno, un buen hombre. Íntegro hasta la exageración. Honesto hasta hacer de la honestidad misma su modo de vivir. Paciente como el mejor chacal que espera el movimiento de su presa para capturarla, él para ayudarla. No tenía palabras de más, las que usaba se llenaban de esperanza y de emoción contenida. Lo quise hasta la profundidad del alma compartida y amiga. Tuve poca comunicación con él en los últimos años porque se apagaba su intelecto y, a la vez, su generosidad de coloso humano.Todo huele a él; todo sabe a él; todo suena a él. A él. A él mismo.

Siempre te recordaré, siempre te querré querido papá.

IN MEMORIAM - Tu hijo Josemari.


A MI MADRE

A MI MUSA

¿Y ahora qué? Ya no estás a mi lado.
Tu presencia se deshace tal el hielo
en fuego, se fija como una obsesión
que me llena y me llega y me yaga
en tremendos nubarrones irónicos
que deshacen amapolas de sueño.
Ese sueño sutil y estremecedor
de tu voz, de tu sonrisa,
de tus tranquilizadoras manos,
alentadoras de sueños.
¡Dímelo al oído cuando estés!
Dime que quieres aunque sea un susurro mío,
un agradable abrazo mío, tal vez
un espontáneo beso mío.
¡Dímelo cuando estés!
Dime que el sueño sueña,
dime que el amor ama,
dime que sin llorar lloras,
dime que no podemos hacer nada, ya
dime que me quieres.
¡Dímelo mamá cuando estés!
Te quiero, quise y querré, a morir, planeta de mis sueños.

LA MISIÓN DE EDUCAR

Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar, equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, que ese inexperto barco mientras uno lo trabaja, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada. Manuela Fernández

PARA MI VIDA, PARA TI.


PARA MI VIDA, PARA TI.

Amor, azucena celestial,
que nada entre espumosas olas,
¿por qué no me dices que me quieres?
¿por qué no colocas tu dulce,
perfume entre caracolas?
Dime amor, huele mi perfume,
ama mi instante, sueña con
tu sombra, con tu recuerdo,
inventa la estrella, ama el infinito
exhala perfumes inquietos
y dormidos silencios de placer.
¿Por qué no me dices que me quieres?
Hambre de mis venas,
Elegíaca amaca,
Luz de mis luces,
Entrada de mis penas,
Novela sin escribir,
Amor de mi vida.
¿Qué quieres que te diga más?
¿Qué? ¿Qué sueñas?

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