miércoles, 12 de octubre de 2016

SE ABRE LA PUERTA PRINCIPAL A S. PUÉRTOLAS.

Píldoras contra la autoficción

Soledad Puértolas indaga en los secretos de las relaciones en el libro de relatos ‘Chicos y chicas’

 

Hay situaciones en la vida que uno no sabe cómo explicar. Momentos que son casi un presagio. Le ocurre a Virginia, una mujer casada de mediana edad que va a comprar madejas de lana y se le desparraman en plena calle. Un desconocido la acaba ayudando a recogerlas mientras la mira fijamente. Unos días después en una galería de arte Virginia se vuelve a encontrar a ese desconocido, Osvaldo, y tejen una relación imprevista. La vida está llena de silencios, de secretos que no se dicen y que acaban definiendo el futuro. Y cuando uno intenta confesar, lo hace de manera torpe. Le pasa a Manuel, que no encuentra mejor momento que un viaje en tren para anunciar a su pareja que tiene una amante. En el vagón, repleto de gente, no pueden gritarse ni pegar portazos. Y mientras el tren corre hacia adelante, la confianza entre los dos se resquebraja, su relación avanza hacia atrás, sin remedio. Personajes como estos y sus paradojas son el hilo conductor de Chicos y chicas, libro de relatos de Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) que publica Anagrama. Tras El fin (2015), es su séptimo volumen de relatos.

“La idea del secreto es algo con lo que vivimos desde pequeños. Hay historias que no son contadas porque es difícil encontrar las palabras para expresarlas. A los demás les pasa lo mismo con lo que el juego de guardar es común. Hay que saber qué te juegas cuando desvelas un secreto”, explica la ganadora del Premio Planeta con Queda la noche (1989).

Chicos y chicas está formado por 11 cuentos, la mayoría no sobrepasan las 20 páginas. “Son pequeñas novelas bonsái”, opina Herralde, escritas íntegramente en tercera persona, lo que es una novedad para Puértolas. “Es como adquirir otra identidad, coger distancia. Era lo que había buscado toda la vida”, desgrana la escritora, que carga contra el auge de la autoficción. “Me agobia que haya tanto 'yo' en la novela actual. No me interesa hacer autoficción. Es acortar mi libertad. No estoy dispuesta a contar todos mis secretos. Me asusta”, afirma la autora de Historia de un abrigo (2005), quien ya tiene entre manos la redacción de una nueva novela.

En Chicos y chicas, título de uno de los relatos del volumen, la mayoría de historias se centran en las relaciones familiares, en los vínculos de amistad y en la pareja. Pero Puértolas, a la vez, pone el foco en las ausencias y en el desinterés: En uno de los relatos, Aficiones, un hombre no se da cuenta de que uno de sus ligues se encuentra gravemente enferma hasta que solo le queda un hilo de vida. En Sueños un profesor universitario, Ismael Luna, está tan absorto en su mundo que ignora que su sirvienta ha metido al novio en casa. No sabe lo que ocurre al otro lado del pasillo. Y en Incendios dos gemelas comparten un hombre.

En el libro hay perros, muertes y desencuentros. Cobra importancia la adolescencia, el mar y el verano. En muchos relatos, además, en apenas unas líneas se explican años de las vidas de los protagonistas. “¿Eso era todo? Una fugaz mirada al pasado, una ráfaga de melancolía. La vida pasa”, piensa un personaje al encontrarse con sus amigas de infancia. “He sido más que nunca consciente del paso del tiempo. Nos trae sorpresas, finales inesperados”, detalla Puértolas. La escritora destaca la falta de conclusión de los relatos y la atmósfera de intranquilidad que sobrevuela las historias. “Es como una película. La existencia está hecha de momentos clave. De benditos detalles: Se gira o no se gira. Me mira o no me mira”, concluye la autora de Chicos y chicas.

 http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/10/10/catalunya/1476122195_726723.html

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A MI HONORABLE PADRE. 19/05/08

A mi honorable padre.

Me encuentro en una situación difícil, pero cómoda. Es como si flotara en el espacio de los recuerdos. Todo sabe a recuerdos, todo son momentos vividos. Si camino, recuerdo; si pienso recuerdo más intensamente; si tomo cerveza, recuerdo instantes que compartimos; si voy a la compra, él siempre está presente. Todo lo que hay a mi alrededor me recuerda a él. Sueño con su presencia. Fue una persona muy importante en mi vida y para mi vida. Le dije millones de veces que lo quería y eso me reconforta sobremanera. Ahí ando, en estos senderos me encuentro. En alguna ocasión, los lagrimales vierten alguna gota de dolor. Sigo viviéndolo mucho más intensamente que cuando me regalaba su presencia.
Fue un hombre bueno, un buen hombre. Íntegro hasta la exageración. Honesto hasta hacer de la honestidad misma su modo de vivir. Paciente como el mejor chacal que espera el movimiento de su presa para capturarla, él para ayudarla. No tenía palabras de más, las que usaba se llenaban de esperanza y de emoción contenida. Lo quise hasta la profundidad del alma compartida y amiga. Tuve poca comunicación con él en los últimos años porque se apagaba su intelecto y, a la vez, su generosidad de coloso humano.Todo huele a él; todo sabe a él; todo suena a él. A él. A él mismo.

Siempre te recordaré, siempre te querré querido papá.

IN MEMORIAM - Tu hijo Josemari.


A MI MADRE

A MI MUSA

¿Y ahora qué? Ya no estás a mi lado.
Tu presencia se deshace tal el hielo
en fuego, se fija como una obsesión
que me llena y me llega y me yaga
en tremendos nubarrones irónicos
que deshacen amapolas de sueño.
Ese sueño sutil y estremecedor
de tu voz, de tu sonrisa,
de tus tranquilizadoras manos,
alentadoras de sueños.
¡Dímelo al oído cuando estés!
Dime que quieres aunque sea un susurro mío,
un agradable abrazo mío, tal vez
un espontáneo beso mío.
¡Dímelo cuando estés!
Dime que el sueño sueña,
dime que el amor ama,
dime que sin llorar lloras,
dime que no podemos hacer nada, ya
dime que me quieres.
¡Dímelo mamá cuando estés!
Te quiero, quise y querré, a morir, planeta de mis sueños.

LA MISIÓN DE EDUCAR

Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar, equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, que ese inexperto barco mientras uno lo trabaja, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada. Manuela Fernández

PARA MI VIDA, PARA TI.


PARA MI VIDA, PARA TI.

Amor, azucena celestial,
que nada entre espumosas olas,
¿por qué no me dices que me quieres?
¿por qué no colocas tu dulce,
perfume entre caracolas?
Dime amor, huele mi perfume,
ama mi instante, sueña con
tu sombra, con tu recuerdo,
inventa la estrella, ama el infinito
exhala perfumes inquietos
y dormidos silencios de placer.
¿Por qué no me dices que me quieres?
Hambre de mis venas,
Elegíaca amaca,
Luz de mis luces,
Entrada de mis penas,
Novela sin escribir,
Amor de mi vida.
¿Qué quieres que te diga más?
¿Qué? ¿Qué sueñas?

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