domingo, 19 de junio de 2016

La tormenta amarilla en Israel

Mario Vargas Llosa visita Cisjordania y escribe sobre el drama de los territorios ocupados.

David Grossman es uno de los grandes escritores israelíes. Era un joven periodista de la radio oficial en 1987, cuando decidió abandonar la rutina de las noticias para adentrarse en el drama provocado por los asentamientos de colonos en territorios ocupados a Palestina desde la guerra de 1967.

En 20 años ningún escritor se había acercado allí. Ahora un alto porcentaje de israelíes no sabe qué sucede en esa zona, donde se desarrolla lo que entonces Grossman (Jerusalén, 1954) contempló como una agresión a los derechos humanos. La situación ha empeorado. El resultado de aquella visita fue un libro, El viento amarillo, que conmovió a miles de lectores y provocó su expulsión de la radio y la inquina de algunos de sus compañeros. Esa obra de Grossman ha servido para que ahora un grupo de escritores prolonguen la experiencia dramática del escritor israelí con sus propios textos. Entre esos autores está el premio Nobel Mario Vargas Llosa, que acaba de revisitar los territorios ocupados de Cisjordania.
 Hubo jefes del Ejército, responsable principal de aquella agresión a los derechos humanos de los palestinos, que aconsejaron a sus oficiales que leyeran también El viento amarillo. A Yehuda Shaul, que ahora tiene 33 años, no hizo falta que se lo aconsejaran sus jefes: él lo leyó cuando aún era un sargento de operaciones en Hebrón, una de las metáforas de la política de asentamientos israelí, y encontró que lo que relataba Grossman sobre la discriminación, racial, política y civil de los palestinos debía ser denunciado.

Él, con Miki Kratsman, judío argentino que llegó a Israel a los 12 años y aquí se hizo fotógrafo y profesor, crearon Breaking the Silence (Romper el Silencio) el 12 de marzo de 2004. Compuesta por militares que cumplieron el servicio, la organización decidió recopilar testimonios anónimos de soldados cuyas identidades guardan en secreto. El escándalo ha sido tan grande como las amenazas que ahora se han intensificado contra ellos. Miki Kratsman dice, con la tranquilidad de un veterano (tiene 57 años), que se va a subir el tono de esa represión. Y las evidencias que tienen en Breaking the Silence son abrumadoras. “Pero no nos rendiremos. Ganaremos” dice Shaul.

“La lucha es contra los asentamientos. No es contra Israel”, continúa: “Yo soy un patriota, un sionista, mi familia es conservadora, tengo 10 hermanos, algunos son colonos; yo no iría adonde hay colonos, pero no quiero que mis sobrinos crezcan sin mí ni yo quiero vivir sin ellos. Así que voy a verlos”. Su lucha es moral: ni él, ni Miki ni el medio centenar de personas que constituyen su equipo, ni los mil colaboradores que de una u otra forman alimentan su lucha (muchos de ellos, militares que han testificado el lado oscuro de su trabajo), tienen nada contra el Estado de Israel. Quieren que cese la discriminación de los palestinos.

Lo que cuestiona Breaking the Silence, y por eso la organización trabaja por el fin del odio entre palestinos e israelíes, es que en el territorio común, en Cisjordania, en Jerusalén, en todas las zonas en las que los colonos reciben una protección que se niega a los palestinos expulsados de sus tierras, haya ciudadanos condenados a vivir como seres sin derechos elementales.
El libro que inspiró esta lucha es El viento amarillo. El nuevo libro, en el que trabaja Breaking the Silence y para eso han invitado a Vargas Llosa y a otros, aún está por definir. Le sugerimos al propio Grossman, que tanto ha marcado a Shaul y a sus compañeros, si aquel viento sería ahora una tormenta: “Sí, probablemente”, afirmó.

Amarillo es aquí el color del odio. Hasta los más optimistas creen que Israel vive la continuación peligrosa de una larga tormenta amarilla. Breaking the Silence nació para romper el silencio que ha alentado ese odio. E insiste en querer romper el origen de esa tormenta.

 http://cultura.elpais.com/cultura/2016/06/18/actualidad/1466279961_799022.html


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A MI HONORABLE PADRE. 19/05/08

A mi honorable padre.

Me encuentro en una situación difícil, pero cómoda. Es como si flotara en el espacio de los recuerdos. Todo sabe a recuerdos, todo son momentos vividos. Si camino, recuerdo; si pienso recuerdo más intensamente; si tomo cerveza, recuerdo instantes que compartimos; si voy a la compra, él siempre está presente. Todo lo que hay a mi alrededor me recuerda a él. Sueño con su presencia. Fue una persona muy importante en mi vida y para mi vida. Le dije millones de veces que lo quería y eso me reconforta sobremanera. Ahí ando, en estos senderos me encuentro. En alguna ocasión, los lagrimales vierten alguna gota de dolor. Sigo viviéndolo mucho más intensamente que cuando me regalaba su presencia.
Fue un hombre bueno, un buen hombre. Íntegro hasta la exageración. Honesto hasta hacer de la honestidad misma su modo de vivir. Paciente como el mejor chacal que espera el movimiento de su presa para capturarla, él para ayudarla. No tenía palabras de más, las que usaba se llenaban de esperanza y de emoción contenida. Lo quise hasta la profundidad del alma compartida y amiga. Tuve poca comunicación con él en los últimos años porque se apagaba su intelecto y, a la vez, su generosidad de coloso humano.Todo huele a él; todo sabe a él; todo suena a él. A él. A él mismo.

Siempre te recordaré, siempre te querré querido papá.

IN MEMORIAM - Tu hijo Josemari.


A MI MADRE

A MI MUSA

¿Y ahora qué? Ya no estás a mi lado.
Tu presencia se deshace tal el hielo
en fuego, se fija como una obsesión
que me llena y me llega y me yaga
en tremendos nubarrones irónicos
que deshacen amapolas de sueño.
Ese sueño sutil y estremecedor
de tu voz, de tu sonrisa,
de tus tranquilizadoras manos,
alentadoras de sueños.
¡Dímelo al oído cuando estés!
Dime que quieres aunque sea un susurro mío,
un agradable abrazo mío, tal vez
un espontáneo beso mío.
¡Dímelo cuando estés!
Dime que el sueño sueña,
dime que el amor ama,
dime que sin llorar lloras,
dime que no podemos hacer nada, ya
dime que me quieres.
¡Dímelo mamá cuando estés!
Te quiero, quise y querré, a morir, planeta de mis sueños.

LA MISIÓN DE EDUCAR

Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar, equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, que ese inexperto barco mientras uno lo trabaja, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada. Manuela Fernández

PARA MI VIDA, PARA TI.


PARA MI VIDA, PARA TI.

Amor, azucena celestial,
que nada entre espumosas olas,
¿por qué no me dices que me quieres?
¿por qué no colocas tu dulce,
perfume entre caracolas?
Dime amor, huele mi perfume,
ama mi instante, sueña con
tu sombra, con tu recuerdo,
inventa la estrella, ama el infinito
exhala perfumes inquietos
y dormidos silencios de placer.
¿Por qué no me dices que me quieres?
Hambre de mis venas,
Elegíaca amaca,
Luz de mis luces,
Entrada de mis penas,
Novela sin escribir,
Amor de mi vida.
¿Qué quieres que te diga más?
¿Qué? ¿Qué sueñas?

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