JEREZ
Poeta chacharero que, setentón como eres,
zurciendo seguidillas al cementerio vas,
fiambres chicoleos diciendo á las mujeres
que en Cádiz se abanican... ¿no sabes de ella más?
¿No has visto sus colegios, sus templos, sus hospicios,
su puerto, su marmórea suntuosa catedral,
su pauperismo escaso, sus múltiples oficios,
su higiene, la limpieza de calles y edificios,
cuanto hace respirable su atmósfera social?
¿Crees que vivió humillada sin importancia alguna
mientras de tantas flotas interventora fué?
¿No se batió tres veces, perdiendo su fortuna,
contra Inglaterra y Francia con indomable fe?
¿De España aquí no tuvo la libertad su cuna,
y no arriesgó cuanto era por mantenerla en pie?
¿Acaso hay por sus hechos de sus provincias una,
si parias no la rinde, que gracias no la dé?
¿Sus pueblos qué te han hecho que ni al pasarlos miras?
¿No tienen una historia bien digna de mención
Jerez, Conil, Sanlúcar, Tarifa y Algeciras,
y no hubo aquí Guzmanes y Ponces de León?
Tarifa está orgullosa del suyo, que es él Bueno:
de Napoleón ni quiso ni se dejó tomar;
entre ella y Algeciras no abarcan gran terreno,
mas son jardines puestos á orillas de la mar.
De todos nuestros pueblos las fértiles comarcas
lo mismo son: vergeles bañados de áurea luz:
tan llenas como antaño no tienen ya sus arcas,
mas aún dan honra á Cádiz y al ámbito andaluz.
Los hombres y los pueblos decaen y se enervan,
pero nosotros damos gran culto á lo anterior,
y todos nuestros pueblos archivan y conservan
las glorias de sus padres, con que se dan valor.
Nuestros anales llenan los más ilustres nombres;
alcázares, cartujas y fábricas sin par
sagradas y civiles, asombro hoy de los hombres,
se elevan en el término del último lugar.
Desde Tarifa á Olvera, de Ubrique hasta Chipiona,
no hay ruina, ni edificio, ni de terreno pie
que al evocar recuerdos ó nombres de persona.
el de una ilustre hazaña ó un héroe no nos dé.
Pues distes á Alicante y has dado á Tarragona
(labor sutil de artístico tejido y trabazón)
con los alegres pueblos que hallastes en su zona,
alfombra, manto, anillos y nimbos y corona...
¿por qué haces de los pueblos de Cádiz omisión?
¿No temes que se ofendan y con razón te acusen
de descortés, de indocto, de desleal tal vez,
los que en juzgar tu Cádiz y su intención se intrusen
por dos tan grandes pifias que nos parecen diez?
Por no mentar en Cádiz al buen Doctor Thebussem
y dar al del Priorato más precio que al Jerez.
Yo de Jerez soy hijo, por mi ciudad abogo;
y en versos á los tuyos de osar con pretensión,
contra tu aprecio injusto mi bilis desahogo
de la ciudad y el vino lanzándome á campeón.
¿Qué idea es la que tienes del pueblo jerezano
y de los vinos-néctares que sus comarcas dan?
Aquél cual los más cultos es culto y cortesano,
y el vino... alza á los muertos cuando á enterrarlos van.
¿Tú del Jerez no sabes que el rey es de los vinos?
¿que do un tonel se tuerce del de cualquier región,
con un pichel del nuestro, por mares y caminos,
bonificado, adquiere legal circulación?
¿Tú del Jerez no sabes que va á San Petersburgo,
que ya á Berlín y á Londres y á Copenhague va,
y á Roma y á Stokolmo y á Nueva York y á Hamburgo...
y allí á donde hay quien sepa beber, si no ha ido, ira?
Como el Jerez ¿cuándo hubo celebridad famosa?
¡Dónde hay ni panacea, ni extracto, ni elixir
de más vital potencia; ni dónde, en fin, hay cosa
que más ayude al hombre sin penas á vivir?
Una ancha y honda copa de buen Jerez encierra
de todo mal el término y el ser da á todo bien;
cristal de la esperanza, de él á través la tierra
se ve cual peristilo de imaginario edén.
¿Por qué crees tú, caduco poeta vagabundo,
que el pueblo inglés alcanza por mar tan alta prez?
Porque es el que de todos los pueblos de este mundo
por mar recibe y bebe mejor y más Jerez.
Por eso aquí es bienquisto: porque es verdad que vino
á Cádiz con sus buques dos veces á saquear
y la dejó sin clavos, y hoy es nuestro vecino
y está haciéndose el sueco y el sordo en Gibraltar.
Pero es de nuestro néctar el bebedor más fino,
el comprador más firme y exacto en el pagar:
sus cuentas diplomáticas sabrá embrollar ladino,
mas no es Jerez quien éstas le tiene que ajustar.
Jerez, licor y pueblo dos cuentas trae distintas
en dos distintos libros abiertas al inglés,
con dos distintas fechas y dos diversas tintas;
tu cuenta es una, pero con vino y pueblo es.
La del inglés no puede jamás ser liquidada,
por el licor ni el pueblo, que es cuenta nacional:
la del de nuestro cuento ya es cuenta descontada:
cuando liquide España su cuenta general.
Jerez tiene hace siglos su lealtad probada
y al finiquito patrio concurrirá leal:
la tuya es de honra mutua y debe ser cobrada
por la ciudad y el vino, y es tuya y personal.
Conque los dos Jereces tu viaje aquí interceptan:
Jerez, ciudad y vino, dos entidades son
que ni desdén merecen, ni tu silencio aceptan:
ó cántales, ó dales de tu desdén razón.
JOSÉ ZORRILLA.
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