H: Humor ¿Es el español una lengua adecuada para el humor?
Sin duda, el doble sentido y las palabras con diversos significados
regionales deparan inesperadas sonrisas. Diré, abusando del eufemismo,
que, por ejemplo, la hija del pollo en España es la novia del pijo en
Venezuela, y que, en la variada geografía del español, carro=coche=auto y
caraota=fríjol=judía. Sin embargo, a la hora de reír influye más ese
elemento cultural llamado sentido del humor que las travesuras de la
lengua. No todos reímos de todo. Pero llevamos siglos riendo en el mismo
idioma con Cervantes, Quevedo, Lope, Cantinflas y Les Luthiers.
Daniel Samper Pizano, escritor colombiano, autor de De mil humores (Temas de Hoy).
LITERATURA ¿Qué le debe la lengua a la literatura en español, además de la obviedad de catedrales como el
Quijote?
Quizás el haber sido y ser una forma de contrabando eficaz, una arteria
saludablemente intoxicada por la que circulan —en libros, en cómics, en
periódicos—, giros y maneras (
cutre,
órale,
chévere,
aguacate:
materia prima disímil formando un todo homogéneo) que sacuden el polvo y
la caspa del idioma y lo vuelven brioso, incómodo, enervante; y quizás
también el haber sido y ser un espacio donde tantos —
Cabrera Infante y Cortázar y Nicanor Parra y etcétera—
retorcieron el lenguaje hasta estrujarle sus más extremas
posibilidades, perdiéndole respetuosamente el respeto, transformando el
mármol de los próceres en un sitio apto para brincar con mucho donaire, y
dejaron en herencia cosas tan fundamentales como, por ejemplo, la
palabra “cronopio”.
Leila Guerriero, periodista argentina, autora de Frutos extraños (Alfaguara).
Ñ Es
posible recorrer Nueva York sin más bagaje que el español, pero en el
extenso mundo del castellano es difícil entender anuncios, nombres de
establecimientos y de todo tipo de artilugios sin saber inglés. Nos
inundan los anglicismos, secundarios como somos en ciencia y tecnología,
economía y política. Pero en esa competición entre lenguas, al menos
podemos proclamar una victoria: la supervivencia “tecnológica” de
nuestra letra más singular, la ñ, que expresa el sonido nasal palatal,
inexistente en latín (y en inglés, alemán o francés), que surgió para
representar grupos como gn, nn o ni. En realidad, fue una “guerra de
ordenadores”: en 1991,
la
Comunidad Económica Europea recurrió la prohibición del Gobierno
español de importar ordenadores en cuyos teclados no apareciese la ñ.
Por una vez, hubo unanimidad en ambos lados del Atlántico: los idiomas
no son cualquier cosa. No somos líderes en la creación de tecnología,
pero vencimos a la fría lógica de uno de sus productos.
José Manuel Sánchez Ron, académico de la RAE y catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Madrid.
O: ORTOGRAFÍA La ortografía es el conjunto de
principios, elementos (letras…), reglas y orientaciones que fijan la
escritura correcta de una lengua. Es el código lingüístico donde mejor
se percibe la unidad de un idioma. Por encima de nuestras diferencias en
la pronunciación,
en el léxico o en la gramática, los hispanohablantes escribimos como si tuviéramos una misma voz.
La unidad ortográfica posee gran importancia en el ámbito de la
comunicación y de la economía. El dominio de la corrección escrita es un
valor que se refleja en la imagen social y que tiene consecuencias
económicas, laborales y culturales. Por eso, es importante su
aprendizaje y su respeto.
Salvador Gutiérrez Ordóñez, miembro de la RAE y coordinador de la Ortografía académica.
P: POLÍTICAMENTE CORRECTO Las palabras son huellas.
No son homenajes. No son estatuas de dictadores que nos distraen de
quienes queremos ser a partir de hoy.
El diccionario no posa para salir favorecido:
dentro de las carcasas de sus significantes sedimentan sucesivos
discursos de poder, tópicos malsanos, correcciones. Las palabras no
deberían escamotear la violencia del mundo, sino contenerla y recordarla
para que las podamos arrojar contra el espejismo de nuestra propia
libertad. No es que la realidad se funde bíblicamente en el lenguaje, es
que no puede esconderse tras las palabras que la nombran. La carne ya
estaba ahí. Convertir el lenguaje en falsa utopía suaviza la crueldad
del verdugo de las mujeres, de los gitanos, de los gallegos. Nos pone
anestesia.
Marta Sanz, escritora española, autora de Farándula (Anagrama).
Q: QUIJOTE 1. Mito de la cultura hispánica que
culturetas, pedabobos y políticos desentierran cada cien años para usar
como arma arrojadiza. 2.
Libro escrito por Miguel de Cervantes en lengua española y convertido en clásico por generaciones
de lectores de todo idioma, origen y pelaje, que encontraron en él un
mundo extraordinario de humor, inteligencia y buen ánimo. La invención
de unos personajes vivos, pero simbólicos, la quiebra de límites entre
la realidad y la ficción, y una escritura feliz y desatada cambiaron
para siempre el modo en que la literatura explica el mundo. Tonto el que
no lo lea.
Luis Gómez Canseco, catedrático de Literatura en la Universidad de Huelva y autor de la edición de la RAE del Quijote de Avellaneda.
R: RED SOCIAL La lengua española se dio un revolcón
en Internet. Las redes, que son un patio de colegio global, ayudaron a
que la gente siga escribiendo español sin faltas de ortografía. El
“feis” hace literatura cada cinco segundos. La gente abre su corazón, y
lo abre con un español coloquial, pero lleno de pasión.
El “feis” es cotidiano y el Twitter es más profesional.
El “feis” trajo erotismo al español. Y las redes sociales son palabras
con fotos, palabras españolas. La lengua que no tiene “feis” no existe.
El “feis” son las nuevas tablas en las que Moisés esculpiría hoy los
Diez Mandamientos.
Manuel Vilas, escritor español y autor del diario nacido en Internet Listen to me (La Bella Varsovia).
S: ‘science’ Sí, así, en inglés. Si una chavala
interesada en hacer una carrera de ciencias me pidiera un consejo, le
diría que, antes incluso de estudiar el cálculo diferencial o la
formulación de la química orgánica, aprendiera inglés. Porque eso
facilitará enormemente su vida académica y profesional. Newton escribió
su obra magna en latín, y
Einstein lo hizo en alemán, pero hoy toca el inglés como lingua franca.
La ciencia es un empeño internacional, y la primera obligación de sus
practicantes es entenderse unos a otros. El español, no obstante,
seguirá siendo una valiosa herramienta de divulgación científica. Esto
es, mientras haya lectores.
Javier Sampedro, científico y periodista, autor de Deconstruyendo a Darwin (Crítica).
TRADUCCIÓN En nosotros convive, escondida, la
musicalidad del idioma ruso que marcó la infancia de dos generaciones de
cubanos. Nuestra memoria afectiva pasa por esa banda sonora de dulce y
triste cadencia que terminaba en la lectura del
Koniec como milagro final.
La literatura rusa le regaló el silencio a nuestro acelerado lenguaje.
El Caribe francófono y anglófono es un verdadero misterio para
nosotros. Quienes traducen sus obras al español emplean tantos clichés y
esquemas explicando los contextos que los propios caribeños no logramos
reconocernos o acercarnos con naturalidad a las historias que nos
narran.
Wendy Guerra, escritora cubana, autora de Negra (Anagrama).
U: ‘USA’ En la proyección sobre el número de
hablantes de español para el año 2050 que figura en algunos de los
documentos divulgados por el Gobierno de Estados Unidos queda claro que
se espera que el español se expanda de forma exponencial. En el censo de
2000 constaba que había 35,3 millones de habitantes que hablaban
español como lengua materna o como lengua de herencia, un 12% de la
población total.
En 2010, eran 37 millones (el 15% de la población) y la proyección para 2050 era de 92 millones (el 24% de la población).
Juana Muñoz-Liceras, lingüista y profesora en la Universidad de Otawa.
V: VOCABULARIO El vocabulario, el léxico del
castellano o español, refleja la cultura de su extensa comunidad de
hablantes y permite nombrar conceptos, emociones, imágenes. Como todas
las lenguas vivas, el español actual olvida palabras, pero crea otras y,
gracias a la globalización, acoge préstamos al tiempo que da vida nueva a palabras de sus propias variedades.
Por eso, junto al cotidiano, sus hablantes disponemos hoy de un ingente
vocabulario, más o menos pasivo, que activar para comunicarnos. Nunca
español de Europa y español de América han estado tan cerca.
Pilar García Mouton, profesora del CSIC y coautora de Palabras moribundas (Taurus).
‘Whatsapp’ A pesar de la exótica w —letra advenediza
que a través de anglicismos busca hueco en la lengua escrita, sin
acabar de encontrar acomodo en la oral—,
el whatsapp se ha convertido en instrumento de comunicación inmediata por excelencia.
Puente entre la oralidad y la escritura, su influencia en la lengua, no
obstante, se limita al ámbito de la comunicación escrita. De hecho, se
nutre de la lengua viva cotidiana y elimina lo prescindible (acentos,
signos de puntuación, vocales, consonantes) o da nuevo uso a lo
tradicional (emoticonos, mayúsculas) para crear textos apenas elaborados
sintácticamente, poco complejos y a menudo redundantes. Por eso
triunfa: porque el resultado es algo vivo, dinámico, flexible,
espontáneo, inmediato. Como la vida misma.
Florentino Paredes, coordinador de El libro del español correcto (Espasa/Instituto Cervantes).
‘X’ La “x” es la pequeña extravagancia que simboliza
la identidad de los mexicanos. En el siglo XVII, el sonido “sh” del
náhuatl fue transcrito como “x” por los misioneros. Hay x escondidas en
muchas palabras, como “chocolate”. Antiguamente también simbolizaba el
sonido de la “j”, y de allí que en los facsímiles veamos escrito
“quixote”,
y escribamos ahora “Xalapa” y “Texas”.
La encontramos también en el axolotl, el anfibio que Cortázar
inmortalizó en un cuento. A pesar de los exabruptos que causa en quienes
no la comprenden, la x siempre consigue exhumarse. Como los exiliados,
como los pueblos en peligro de extinción, la x es una sobreviviente.
Guadalupe Nettel, escritora mexicana, autora de Después del invierno (Anagrama).
‘Y’ La “y” es la imagen del bivio, según Gracián. En
efecto, ofrece varios. Se la conoce por dos nombres: uno prestigioso e
inapropiado,
“Y griega”; y otro fonético: “ye”.
Tiene dos valores: vocálico, “pejerrey”, y consonántico: “yuyo”.
Consonante tiene dos articulaciones: sorda, común a vastas zonas del
español; y otra, “rehilada”, propia del Río de la Plata, que afirma el
pedal sonoro. En el litoral argentino, sustituye al sonido de la “ll”:
decimos “yanto” (en otras zonas decimos “lianto”). Y una curiosidad: en
Catamarca la “rr” (rosa) se aproxima al sonido de la ye rehilada: “Llegó
la yubia”, vale por: “la rubia” o “la lluvia”.
Pedro Luis Barcia, miembro de la Academia Argentina de Letras.
Z: ZARRAPASTROSO Este pentasílabo difícil de pronunciar viene a ser lo contrario de
endomingado.
No tiene, como éste, una etimología definida, pero sin duda es
patrimonial; quien lo dice suele sentirse muy español, aunque se le
trabe la lengua. Es sintomático que se haya esgrimido —digo bien, como
un arma— para caracterizar el estado actual de la lengua. Podría haberse
dicho
pobre; pero no. Aquí nos gusta la sonoridad, el patetismo, la garapiña —
sí, nos encanta consultar el Diccionario—.
Y, sin embargo, la pobreza de una lengua es más anodina y mecánica: se
revela en la repetición formularia, en el uniforme gris. Quizá por eso
algunos crean que su riqueza consiste en exhibir los galones, bien
fulgentes, en algún palco. Otros, menos dados a la prosa de diccionario,
preferimos la discreción, que exige más arte y es virtuosa, aunque no
se note.
Luis Magrinyà, escritor español, autor de Estilo rico, estilo pobre (Debate).
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/11/babelia/1457696732_886352.html
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