
Desde la posguerra hasta la actualidad van a convivir en escena un teatro comercial, mayoritario desde mucho tiempo, dejado de cualquier planteamiento social o político con el exclusivo fin de divertir al público y un teatro renovador, en algunos casos experimental de intención artística, cultural y a veces política.
Teatro de los años 40 y 50.
Durante estos años, se prolongó el éxito que había obtenido Jacinto Benavente antes de la guerra, premio Nóbel en 1923.
Fueron de notable éxito muchas obras de teatro cómico de tipo convencional y sin ningún iteres en la actualidad y otras de carácter más innovador que buscaban promover la risa por medio de situaciones disparatadas e ilógicas, en este segundo tipo destacó Miguel Mihura autor de Tres sombreros de Copa, su primer obra teatral y una de las piezas claves del teatro contemporáneo (1932-1952) calificado de teatro vanguardista, combina el humor amargo con la ternura para poner de manifiesto el contraste entre una vida acomodaticia y vulgar, con otra plena de libertad e imaginación. Destacan por sus abundantes rupturas de la lógica y comicidad verbal. Mihura quería el triunfo en teatros convencionales, en circuitos comerciales para poder vivir de su trabajo, de modo que continuó la línea de Tres sombreros de copa y escribió un teatro que satisfizo los gustos de empresarios y espectadores.
Otro importante autor fue Enrique Jardiel Poncela, en cuyas comedias parte de situaciones inverosímiles que desenreda con sumo ingenio: Eloísa debajo de un almendro.
El estreno en 1949 de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo señala la ruptura con el teatro tradicional y comienza con el drama de la posguerra, es inconformista con temas existenciales (la soledad, el fracaso, la angustia, en unos seres humanos con unas circunstancias muy concretas) y que derivará hacia el teatro social: Las Meninas, El concierto de S. Ovidio.
El teatro social es, como en la novela o en la poesía, un medio de compromiso, denuncia y protesta. Con el que dramaturgos pretenden inquietar al publico para contribuir a transformar la realidad. Además de Buero Vallejo los autores más representativos son: Alfonso Sastre con Escuadra hacia la muerte y La Mordaza. Lauro Olmo obtuvo uno de los mayores éxitos de la época con La Camisa, José Martín Recuerda: Las salvajes de Puente san Gil, José María Rodríguez Méndez: Los inocentes de la Moncloa, etc. A pesar de su favorable acogida, muchas obras de este tipo no pudieron estrenarse al ser censuradas y prohibidas, o por no contar con el apoyo de algún empresario teatral.
Teatro desde los años 60
Junto a la continuación del teatro social, asistimos a una corriente de renovación gramática. Surge así el “teatro experimental” que rompe con todo lo convencional y se sitúa al margen de la producción anterior, sus autores inspirados en las corrientes extranjeras consideran la representación teatral como espectáculo completo. Dan tanta o más importancia que al texto a los elementos extralinguísticos y usan técnicas procedentes de otros espectáculos como títeres, circo, cine, etc.
Además de Fernando Arrabal o Francisco Nieva, Buero Vallejo se incorpora a la tendencia experimental en obras como La doble historia del Doctor Valmy o El tragaluz.
En estas décadas aparecen los grupos de teatro independiente como Tábano o Los goliardos ya desaparecidos, y otros como Els Joglars, Dagoll-Dagom o Els Comediants que siguen representando hasta hoy.
Sus componentes no aceptan las normas del teatro comercial y forman grupos de teatro independiente que suelen hacer creaciones colectivas con un trabajo constante de renovación e investigación.

Revista de humor dirigida por Miguel Mihura
No hay comentarios:
Publicar un comentario