PREMIO CERVANTES 2022.
Rafael Cadenas, premio Cervantes 2022: “Ojalá los soldados solo se ocuparan del lenguaje”
Rafael Cadenas ha entrado caminando lento, con su traje marrón, acribillado por los fotógrafos, ante los que ha permanecido con una expresión de chico tímido. Tiene 93 años, había llegado el día anterior en un vuelo desde Venezuela. No sabía si iba a venir, pero al final vino.
―Gracias por venir a intimidarme ―dice con una leve sonrisa.
Cadenas, poeta, es el ganador del Premio Cervantes de este año, el galardón más importante de las letras hispanas, que le será entregado por los Reyes el lunes en Alcalá de Henares. El quinto poeta consecutivo, después de Ida Vitale, Joan Margarit, Francisco Brines y Cristina Peri Rossi. Este jueves antes del mediodía ha comparecido ante la prensa en la Sala del Patronato de la Biblioteca Nacional, bajo la lámpara historiada, frente a los libros antiguos, bajo la mirada de los retratos de Borbones de otro tiempo.
―Tendrán que acostumbrarse a mis pausas ―advierte.
Durante el encuentro, Cadenas ha hablado de cómo la poesía reside dormida en el lenguaje, de su gusto por leer diccionarios, y diccionarios etimológicos, de donde también sale la poesía. Un ejemplo: la palabra atónito significa, etimológicamente, “alcanzado por el rayo”. Hay veces que la poesía es involuntaria, explica el venezolano. Muchas veces la poesía no está en el poema, dice también. Y recuerda la poesía en un título querido: Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar, de María Teresa León.
―Ojalá hoy también se ocupasen de eso los soldados ―comenta.
Probablemente Cadenas no crea merecer un premio tan importante. “Yo, que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es la solución) / (…) / que soy objeto de risa para mí mismo / (…) / que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada / que podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida”, escribe en Derrota, uno de sus poemas más célebres, publicado en 1963, que marcó a toda una generación.
Un poema que fue escrito en un estado depresivo, como una mera acumulación de frases y que, ante la sorpresa de su autor, según ha confesado, ha sido el más publicado y traducido. A pesar de los premios, el Cervantes, el Nacional de las Letras de Venezuela, el FIL de Guadalajara (México), a pesar de la beca Guggenheim que le permitió ir a Harvard en los años 80, Cadenas trascenderá como el poeta de la derrota, también del fracaso (como titula otro de sus grandes poemas), el poeta que no tiene compasión consigo mismo y que concibe la poesía como una forma de dejar puntual testimonio de la vida. Por ejemplo, de sus años de exilio, por motivos políticos, en Trinidad.
―Cuando me comunicaron el premio, pensé que era un delirio de Don Quijote en uno de sus extravíos ―recuerda.
Cadenas reflexiona con los ojos cerrados, hace esas pausas con las que amenazó al comienzo, se le asoma el cansancio, mezcla de los años y el jet lag. ¿No llega tarde el Cervantes? “El premio llegó en mi vejez”, dice, “es preferible recibirlo cuando uno es más joven y está en buenas condiciones físicas para viajar. Por cierto, el aeropuerto de Madrid es inmenso, no lo recordaba tan grande”. Conoce mucho España, al menos había recorrido el país entero en dos ocasiones, con su mujer, Milena González, ya fallecida, a la que menciona con frecuencia. Sus hijos están presentes, acompañándole; su hija Paula vive en Montpellier, Francia.
El fracaso: “Tú no existes. / Has sido inventado por la delirante soberbia. / ¡Cuánto te debo! / Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja áspera”, escribe en el citado poema Fracaso, de 1996. Su poesía publicada en España se condensa en una obra completa en Pre-Textos y una antología en Visor, a cargo de Jesús García Sánchez, el editor también conocido como Chus Visor. “Cadenas busca en la poesía la manera más explícita de expresar la derrota y el desencanto que ofrece la vida y en el que nos desenvolvemos”, escribe el editor en el estudio preliminar. Si algo derrota a Cadenas no es la poesía, como hemos visto, sino la acumulación del tiempo a sus espaldas.
No quiere dar su opinión sobre la situación política en Venezuela. “Prefiero no contestar a esa pregunta”, dice, “porque, como muchos venezolanos, estoy ayuno de información”. Estos días Cadenas, inasequible a los diferentes cansancios, atenderá a eventos y compromisos. Este mismo jueves por la tarde, en el Círculo de Bellas Artes será quien de comienzo a la lectura anual de El Quijote. El lunes recibe el premio, el martes deja su aportación en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, el jueves inaugura una exposición en Alcalá de Henares. Ahora se va a descansar, por la misma puerta por la que entró, acribillado por los mismos fotógrafos.
―Mucha gente piensa que yo no hablo ―dice al final el poeta―, pero me hubiera quedado hablando otro rato.
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