7. EvAU
TEMA 14. La poesía de 1939 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales
Dejando aparte a los poetas de la generación del 27 como Rafael Alberti o Jorge Guillén y alguno de generaciones anteriores como Juan Ramón Jiménez o León Felipe, que pasan las primeras décadas de posguerra en el exilio, las principales tendencias de la poesía de posguerra son:
Garcilasismo. Un grupo de poetas de la llamada generación del 36: Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo escriben una poesía en estrofas tradicionales en la que no hay ninguna referencia a la desoladora realidad circundante de esos años. Sus temas son los eternos de la poesía: el amor, la muerte, Dios. A esta tendencia pertenecen libros como Ángeles de Compostela o Alondra de verdad del poeta de la generación del 27 Gerardo Diego.
En 1944 se publican dos libros: Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre e Hijos de la ira de Dámaso Alonso, en los que se manifiestan tendencias que estarán en vigor durante más de una década. Escritos en verso libre y con alusiones a la realidad inmediata. Con el último se inicia la poesía española contemporánea, frente al lenguaje preciosista de los garcilasistas este libro ofrece un lenguaje crispado y violento.
Hacia 1950 hay tres tendencias dominantes: la poesía desarraigada, la poesía arraigada de los primeros años de posguerra y la poesía social ya de la década de los 50. La primera presenta al mundo como caos y como angustia y mediante la poesía se buscan orden y análisis formal. Esta corriente se agrupa alrededor de la revista Espadaña. En la línea de poesía arraigada están los poetas que se llaman así mismos “Juventud creadora”, y que publican en la revista Garcilaso. Los poetas buscan sus raíces en Dios, la tierra y la familia. Tienen una visión optimista y esperanzada, del mundo y de la vida y prefieren las formas métricas clásicas. La poesía social es una poesía objetiva y de denuncia que parte del clima creado por la revista Espadaña. Los poetas de esta tendencia deciden convertirse en testigos de la vida cotidiana, escriben con un lenguaje accesible y dan un predominio total al contenido del poema. En ellos denuncian las injusticias sociales y la situación política de España. A esta corriente pertenecen poetas como José Hierro, con Quinta del 42. Gabriel Celaya, con Cantos iberos y Blas de Otero con “Ancia” y Pido la paz y la palabra.
A finales de los 50 irrumpió un grupo de poetas que, sin dejar los temas sociales, buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. Para poetas como Ángel González, con Áspero mundo (1956) que refleja la dureza del mundo de la posguerra de estos años. Sin embargo, este autor consolida su estilo y adquiere un tono más personal en la década de los 60, en los años de la poesía de la experiencia. En esta década publica Tratado de urbanismo (1967). Además, se destaca a Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma para los que la poesía es sobre todo un método de conocimiento, sin renunciar por ello a que sea también vehículo de comunicación. Aunque suelen emplear el verso libre son más exigentes en cuanto al lenguaje poético que la generación anterior.
En 1963 Pedro Gimferrer, publica Arde el mar, que supone una ruptura con la poesía inmediatamente anterior. Alrededor de él se agrupa una serie de poetas reunidos en 1970 con la polémica publicación de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles o Los novísimos. La máxima preocupación de su poesía es la forma, se alejan de preocupaciones sociales y políticas, hacen constantes referencias en sus poemas a motivos exóticos, culturales y culturalistas con una artificiosidad que recuerda a los modernistas y utilizan procedimientos de carácter surrealista. Otros son Guillermo Carnero, M. Vázquez Montalbán o Félix de Azúa. Sus rasgos más característicos son: el abandono del “yo” del poeta para recurrir a personajes inventados o históricos, la preferencia por la cultura de masas y urbana (cine, televisión, cómic, música, publicidad, mitos como Marilyn Monroe), el exotismo y la belleza, simbolizados en la ciudad de Venecia. Su estilo poético se nutre del surrealismo e incorpora técnicas como el collage, recursos todos en busca de un hermetismo y culturalismo minoritarios.
Desde finales de la década de los 70 se aprecia cierto cansancio con respecto a la lírica de los novísimos (Pere Gimferrer, Félix de Azúa ...) y una paulatina renovación de la creación poética. Las nuevas tendencias poéticas rechazan lo frío y conceptual de la generación anterior a favor del intimismo y la emoción. Reniegan de la ornamentación estilística y culturalista de los novísimos y prefieren una poesía de retórica más equilibrada. El lenguaje, más coloquial, se carga del léxico de la vida moderna, y la ironía permite un distanciamiento respecto de la realidad. Aunque se produce una vuelta a las formas métricas clásicas (sonetos, tercetos, silvas), no se abandona la práctica del verso libre.
Desde los años 80 a nuestros días el panorama de la lírica se ha convertido en una realidad muy heterogénea en el sentido de que coexisten en este mismo período tendencias muy diversas y diferenciadoras entre sí. Las más significativas son las siguientes:
- Poesía de la experiencia. Es la tendencia que mayor repercusión parece tener en el panorama poético actual. Vuelve a situar el texto en un lugar y un tiempo determinados y busca un público más amplio, lo cual la aleja del elitismo de los novísimos. Este grupo, en general, no toma como modelos, corrientes foráneas, sino que busca inspiración en poetas españoles de la generación de los 50 (Gil de Biedma, Ángel González...) o anteriores (Blas de Otero, poetas del 27...). Su temática es muy amplia e incluye desde los hechos cotidianos y la realidad urbana al más profundo intimismo o la preocupación por el paso del tiempo. La reflexión sobre la vida se tiñe de un contenido anímico y emotivo, y la presencia de la anécdota conduce, muchas veces, a poemas narrativos. Estos poetas prefieren un estilo basado en el lenguaje conversacional y en el monólogo dramático, es decir, en la presencia de un observador que cuenta la experiencia, lo cual no implica siempre el uso de la primera persona.
Los poetas más relevantes de este tipo de poesía son: Luis García Montero, Miguel d’ Ors, Jon Juaristi. De todos, sobresale la figura de García Montero, autor granadino, compositor de poemas urbanos que giran alrededor de motivos como el café, la carretera, la ciudad, la calle. En sus versos se hace presente el tema del amor cotidiano y compartido. Algunas de sus obras más famosas son: Habitaciones separadas (1994), Completamente viernes (1994-97), y Vista cansada (2008). Digna de destacar también es La misma luna, del gaditano Felipe Benítez Reyes publicada en 2007.
En la actualidad la poesía sigue siendo un género minoritario, pero no dejan de publicarse poemarios, aunque en pequeñas tiradas. Algunos de ellos son Estrategia del débil. Antología poética (2010) de Caballero Bonald, La mujer y el vampiro de Luis Alberto de Cuenca, Aprendiendo a querer, de Carmelo Guillén Acosta.
Los premios más importantes de poesía son: (Por si queréis enumerar alguno de ellos)
- Premio Nacional de Poesía, otorgado por el ministerio de Cultura a la mejor obra poética del año anterior en cualquiera de las lenguas de España. Dotación de 15.000 €.
- Premio Adonais (para jóvenes menores de 35 años). El libro es editado por Rialp. No tiene remuneración económica.
- Premio Loewe, 20.000 € y libro editado por Visor.
- Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que premia (42.000 €) el conjunto de la obra poética de un autor vivo. Se otorga desde 1992 y la relación de poetas constituye un canon de primera calidad: José Hierro, Ángel González, Mario Benedetti, Caballero Bonald, Juan Gelman, Francisco Brines, etc.
- Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, que concede desde 2004 el Ayuntamiento de Granada (50.000 €) al conjunto de las obras de un poeta vivo. Han sido galardonados los poetas Ángel González, José Emilio Pacheco, Blanca Varela, Francisco Brines, Tomás Segovia, Caballero Bonald y María Victoria Atencia (2010).
Profesor: José María Poza
2019-20
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