sábado, 16 de mayo de 2020

Nada. Carmen Laforet


5.b. Comente los aspectos más relevantes de la obra española publicada entre 1940 y 1974 que haya leído en relación con su contexto histórico y literario.

Nada. Carmen Laforet.
Tras la guerra civil aparece la necesidad de una nueva estética: la novela del 98 queda muy lejos y Baroja parece agotado, mientras la estética del 14 no responde a la nueva realidad. Se vuelve, por ello, a la tradición realista española.
Surgen nuevos escritores que serán conocidos como la generación del 36, y que desarrollarán, con un lenguaje diferente y un tono crítico, una novela acorde con la cruda realidad que el país ha heredado de la guerra. Camilo José Cela publica en el 42 La familia de Pascual Duarte, creando lo que se ha venido a denominar “tremendismo”, dominado por la crueldad y acciones violentas y extremas. Carmen Laforet publica Nada en el 45, mostrando el mundo oscuro y depresivo de los años de posguerra, al igual que Miguel Delibes con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, de 1947.
Aparece, por otro lado, la novela sobre la guerra civil, obras del bando ganador como La fiel infantería de García Serrano (1943), o escritas en el exilio, con una fuerte crítica social y compromiso político como, El laberinto mágico, es el título general de una serie novelística de Max Aub, escrita entre el 43 y el 68, o La forja de un rebelde de Arturo Barea, trilogía de corte autobiográfico, publicada en 1951.
En esta vertiente existencial destaca Carmen Laforet, con Nada, que ganó el primer Premio Nadal (1944), y que narra las vivencias de Andrea que acude a Barcelona, para estudiar en la universidad, donde vivirá con su abuela y otros parientes, en una Barcelona de posguerra, gris e hipócrita, con una atmósfera de incertidumbre, desesperanza y de crueldad. Ese es el escenario existencialista, propio del siglo XX, debido a guerras y crisis económicas y es que las consecuencias de la Guerra Civil están muy presentes en los dos mundos que encuentra Andrea: la casa familiar (símbolo de un ambiente moral degradado) y los amigos de la universidad (con la angustiosa experiencia por la diferencia de recursos económicos), que dejan a la protagonista de Nada desorientada y en busca de respuestas que nadie podía contestar.
En dos ocasiones aparece en el libro en forma de respuesta la palabra que da título al libro, “Nada”. La primera cuando sale a relucir la historia de la tía Angustias con un señor casado y la segunda cuando se descubre la historia entre Gloria y su cuñado, el tío Román. Dos momentos de tensión y de descubrimiento, que se quedan en eso, en “nada”.
La novela está estructurada en tres partes. La primera comienza con la llegada desde provincias a Barcelona de Andrea y la presentación del lugar y de la familia, con lo sucio y el color negro, dibujado en estas primeras páginas. La tía Angustias tiene gran protagonismo, aunque acaba marchándose a un convento no sin antes desearle la muerte a su sobrina: “Durante quince días he estado pidiendo a Dios tu muerte… […] ¡Infeliz! ¡Ya te golpeará la vida, ya te triturará, ya te aplastará! ¡Hubiera querido matarte cuando pequeña antes de dejarte crecer así!”. En la segunda parte, conocemos más a fondo el mundo universitario de Andrea con su amiga Ena, y, en la tercera parte, se resuelven algunos conflictos planteados que mezclaban ambos mundos y termina, aunque con la presencia de la muerte y de abandonos, con cierta esperanza para el futuro.
            Nada, aunque con más de 75 años, aborda problemas que hoy día son actuales, entre ellos, la violencia de género (a lo largo del relato existen duros fragmentos en los que Juan, uno de los tíos de Andrea, propina palizas a su mujer Gloria: “Juan la cogió por los hombros […] Vi caer a Gloria y rebotar su cabeza contra la puerta del balcón”). La autora critica la actitud del hombre de posguerra: “Era uno de los infinitos hombres que nacen solo para sementales y junto a una mujer no entienden otra actitud que esta” o “Tiene sesos de conejo… ¡como tú!, ¡como todas las mujeres!… por lo menos ¡que sea madre, la muy…!”
            Es un relato en primera persona, en el que, tras la publicación de la biografía de Carmen Laforet, se ve el paralelismo de su vida con el personaje de Andrea de esos años de posguerra y de opresión… A través de la primera persona, Andrea, refleja la angustia existencial (“me sentía ansiosa de compañía, como un perro…”) y reflexiona sobre el ser mujer (“Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de una manera que ella misma se sienta irradiante de luz”). Otro tema importante es la diferencia de estatus social (“Los obreros viven mejor que los señores, llevan alpargatas, pero no les falta su buena comida y su buen jornal”), y es que la familia de Andrea cuenta con Antonia, la criada, a pesar de sus problemas económicos. La guerra se palpa en la lectura con referencias a “bombardeos”, “tiros”, “pasada guerra”, “zona roja”, “los nacionales”, “sufrimientos de la guerra”, “embriaguez de la guerra”, “casas viejas que la guerra había convertido en ruinas”, o “los esqueletos oxidados de los buques que salían a la superficie (en el puerto)”. Como la historia sucede en Barcelona el lector se topa con alguna que otra palabra y enunciados en catalán (Vols una mica d’aiguardent, nena?”), que no suponen ningún problema de comprensión.
Una mínima referencia al personaje de la abuela es imprescindible. Un personaje al que siempre Andrea menciona con ternura, “capaz de morirse de hambre si la comida estaba escasa para que quedase más a los otros” y defensora de los suyos, a su vez, de los que más la necesitan.
La opresión de la obra inunda hasta al lector traspasando cada línea de la novela, dibujando lo cruel de la psicología humana. Apunta Carmen Laforet en Nada que “los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos los de nuestro alrededor conocen. Tragedias estúpidas. Lágrimas inútiles”. Otras obras que destacan de Laforet son La isla y los demonios (1952) y La mujer nueva (1955)

Todo sobre Nada. Carmen Laforet.

https://www.youtube.com/watch?v=XexE82x7kwY  Imprescindibles. Vídeo de Nada.

Entre visillos. Carmen Martín Gaite.

Historia de una escalera. Buero Vallejo.

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A MI HONORABLE PADRE. 19/05/08

A mi honorable padre.

Me encuentro en una situación difícil, pero cómoda. Es como si flotara en el espacio de los recuerdos. Todo sabe a recuerdos, todo son momentos vividos. Si camino, recuerdo; si pienso recuerdo más intensamente; si tomo cerveza, recuerdo instantes que compartimos; si voy a la compra, él siempre está presente. Todo lo que hay a mi alrededor me recuerda a él. Sueño con su presencia. Fue una persona muy importante en mi vida y para mi vida. Le dije millones de veces que lo quería y eso me reconforta sobremanera. Ahí ando, en estos senderos me encuentro. En alguna ocasión, los lagrimales vierten alguna gota de dolor. Sigo viviéndolo mucho más intensamente que cuando me regalaba su presencia.
Fue un hombre bueno, un buen hombre. Íntegro hasta la exageración. Honesto hasta hacer de la honestidad misma su modo de vivir. Paciente como el mejor chacal que espera el movimiento de su presa para capturarla, él para ayudarla. No tenía palabras de más, las que usaba se llenaban de esperanza y de emoción contenida. Lo quise hasta la profundidad del alma compartida y amiga. Tuve poca comunicación con él en los últimos años porque se apagaba su intelecto y, a la vez, su generosidad de coloso humano.Todo huele a él; todo sabe a él; todo suena a él. A él. A él mismo.

Siempre te recordaré, siempre te querré querido papá.

IN MEMORIAM - Tu hijo Josemari.


A MI MADRE

A MI MUSA

¿Y ahora qué? Ya no estás a mi lado.
Tu presencia se deshace tal el hielo
en fuego, se fija como una obsesión
que me llena y me llega y me yaga
en tremendos nubarrones irónicos
que deshacen amapolas de sueño.
Ese sueño sutil y estremecedor
de tu voz, de tu sonrisa,
de tus tranquilizadoras manos,
alentadoras de sueños.
¡Dímelo al oído cuando estés!
Dime que quieres aunque sea un susurro mío,
un agradable abrazo mío, tal vez
un espontáneo beso mío.
¡Dímelo cuando estés!
Dime que el sueño sueña,
dime que el amor ama,
dime que sin llorar lloras,
dime que no podemos hacer nada, ya
dime que me quieres.
¡Dímelo mamá cuando estés!
Te quiero, quise y querré, a morir, planeta de mis sueños.

LA MISIÓN DE EDUCAR

Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar, equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, que ese inexperto barco mientras uno lo trabaja, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada. Manuela Fernández

PARA MI VIDA, PARA TI.


PARA MI VIDA, PARA TI.

Amor, azucena celestial,
que nada entre espumosas olas,
¿por qué no me dices que me quieres?
¿por qué no colocas tu dulce,
perfume entre caracolas?
Dime amor, huele mi perfume,
ama mi instante, sueña con
tu sombra, con tu recuerdo,
inventa la estrella, ama el infinito
exhala perfumes inquietos
y dormidos silencios de placer.
¿Por qué no me dices que me quieres?
Hambre de mis venas,
Elegíaca amaca,
Luz de mis luces,
Entrada de mis penas,
Novela sin escribir,
Amor de mi vida.
¿Qué quieres que te diga más?
¿Qué? ¿Qué sueñas?

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