1. ¿CÓMO SE MIDEN LOS VERSOS?
Se debe contar el número de sílabas que tiene cada verso. Si el verso acaba en
palabra aguda, se cuenta una sílaba más; si acaba en palabra esdrújula, se cuenta
una menos. La razón de tales procedimientos es estrictamente fonética: una vocal
tónica en la sílaba final de la palabra produce un efecto de alargamiento de la misma;
por su parte, en una palabra esdrújula la sílaba intertónica parece más corta, como si
no existiera (véase, como ejemplo, lo que ocurre en la palabra estética, de los versos
de Machado que se citan a continuación).
¡Hola hidalgos y escuderos (8 sílabas)
de mi alcurnia y mi blasón! (8 sílabas: 7+1)
Adoro la hermosura, y en la moderna estética (14 sílabas: 15-1)
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard. (14 sílabas: 13+1)
Para medir los versos correctamente, es preciso tener en cuenta los siguientes
fenómenos:
1. Sinalefa: la vocal situada al final de una palabra se une con la vocal inicial de la
siguiente palabra; ambas vocales se cuentan como una sola sílaba. Este es un
fenómeno absolutamente normal en la lengua hablada. Por tanto, no merece atención
detallada a la hora de realizar un comentario métrico, a no ser que la sinalefa sea muy
insólita o suene muy violenta o desagradable al oído:
¡Hola hidalgos y escuderos (sinalefa y-e)
de mi alcurnia y mi blasón! (sinalefas i-a, a-y)
2. Sinéresis: se trata de la reducción a una sola sílaba de dos vocales en interior
de palabra que normalmente se consideran como sílabas distintas:
Muele pan, molino muele
trenza, veleta, poesía.
(sinéresis; en poe-sí-a se cuentan tres sílabas, en vez de
las cuatro que constituyen la palabra)
3. Hiato: el fenómeno contrario a la sinalefa. Consiste, precisamente, en no hacer
sinalefa; la vocal final de una palabra y la inicial de la siguiente palabra se mantienen
en sílabas diferentes:
De la pasada edad, ¿qué me ha quedado?
O ¿qué tengo yo, a dicha, en lo que espero
sin ninguna noticia de mi hado?
(hiato en mi hado)
1. Además de los citados, hay que tener en cuenta otros fenómenos, bastante infrecuentes en la lírica contemporánea, pero muy comunes en la poesía medieval y de los Siglos de Oro, que afectan al cómputo de
las sílabas:
- Aféresis: suprimir una sílaba al principio de una palabra (hora en vez de ahora).
- Síncopa: suprimir una sílaba dentro de una palabra (buenismo en vez de buenísimo).
- Apócope: suprimir una sílaba al final de una palabra (do en vez de donde).
- Prótesis: añadir una sílaba al principio de una palabra (arrecoger en vez de recoger).
- Epéntesis: añadir una sílaba en medio de una palabra (Ingalaterra en vez de Inglaterra).
- Paragoge: añadir una sílaba al final de una palabra (felice en vez de feliz).
4. Diéresis: el fenómeno contrario a la sinéresis. Consiste en la separación de un
diptongo (dos vocales que constituyen una sola sílaba), que pasa a considerarse como
dos sílabas distintas:
Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo
(diéresis en ru-i-do, que normalmente tiene sólo dos
sílabas: rui-do)
2. CLASES DE VERSOS SEGÚN EL NÚMERO DE SÍLABAS.
Los versos de entre dos y ocho sílabas se denominan versos de arte menor. Los
de nueve o más sílabas se llaman versos de arte mayor. Los versos de menos de
doce sílabas son versos simples; los de doce o más sílabas, versos compuestos.
Estos últimos están formados por dos mitades (que normalmente tienen el mismo
número de sílabas, aunque tal cosa no tiene por qué ocurrir siempre), denominadas
hemistiquios. Ambos hemistiquios están separados por una pausa denominada cesura.
A la hora de contar las sílabas de un verso compuesto, la cesura tiene los mismos
efectos que la pausa versal, de manera que si el primer hemistiquio es agudo tendrá
una sílaba más, mientras que si es esdrújulo se contará una menos.
Según su longitud, los versos reciben los siguientes nombres:
Viste
triste
sol? (Rubén Darío)
- Trisílabo (3 sílabas).
Yo en una
doncella
mi estrella
miré. (Rubén Darío)
- Tetrasílabo (4 sílabas).
Tantas idas
y venidas
tantas vueltas
y revueltas... (Tomás de Iriarte)
- Pentasílabo (5 sílabas).
Llorad las damas
si Dios os vala.
Guillén Peraza
quedó en la Palma,
la flor marchita
de la su cara. (Anónimo)
- Hexasílabo (6 sílabas).
Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.
(Marqués de Santillana)
- Heptasílabo (7 sílabas).
¡Pobre barquilla mía
entre peñascos rota
sin velas desvelada
y entre las olas sola! (Lope de Vega)
- Octosílabo (8 sílabas). Es el verso más importante de entre los de arte menor y el
más antiguo de la lírica castellana. Es el verso característico del romance.
Que por mayo era por mayo
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor... (Romancero)
- Eneasílabo (9 sílabas).
¡Juventud, divino tesoro,
que te vas para no volver!
Cuando quiero llorar no lloro...
y, a veces, lloro sin querer. (Rubén Darío)
- Decasílabo (10 sílabas).
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa. (Gustavo Adolfo Bécquer)
- Endecasílabo (11 sílabas). Es el verso más importante de entre los de arte mayor.
Normalmente exige acento en la sexta sílaba. Según la posición de los acentos, se
distinguen los siguientes tipos de versos endecasílabos.
a) enfático: acentos en primera, sexta y décima:
Eres la primavera verdadera,
rosa de los caminos interiores,
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera. (Juan Ramón Jiménez)
b) heroico: acentos en segunda, sexta y décima:
Aquella voluntad honesta y pura,
ilustre y hermosísima María,
que en mí de celebrar tu hermosura,
tu ingenio y tu valor estar solía. (Garcilaso de la Vega)
c) melódico: acentos en tercera, sexta y décima:
Y en reposo silente sobre el ara,
con su pico de púrpura encendida,
tenue lámpara finge de Carrara
sobre vivos colores sostenida. (Guillermo Valencia)
d) sáfico: acentos en cuarta, octava y décima o en cuarta, sexta y décima:
Dulce vecino de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando. (Esteban Manuel de Villegas)
e) "de gaita gallega": acentos en primera, cuarta y séptima:
Tanto bailé con el ama del cura,
tanto bailé que me dio calentura. (popular).
- Dodecasílabo (12 sílabas). Los dos hemistiquios suelen medir 6+6 sílabas, pero
también pueden darse hemistiquios de distinto número de sílabas (7+5).
Adiós para siempre la fuente sonora,
del parque dormido eterna cantora.
Adiós para siempre; tu monotonía,
fuente, es más amarga que la pena mía. (Antonio Machado)
- Tridecasílabo (13 sílabas).
Yo palpito tu gloria mirando sublime
noble autor de los vivos y varios colores.
Te saludo si puro matizas las flores,
te saludo si esmaltas fulgente la mar.
(Gertrudis Gómez de Avellaneda)
- Alejandrino o tetradecasílabo (14 sílabas). Los dos hemistiquios suelen medir 7+7
sílabas, pero también pueden darse hemistiquios de distinto número de sílabas (8+6).
Su verso es dulce y grave; monótonas hileras
de chopos invernales en donde nada brilla;
renglones como surcos en pardas sementeras,
y lejos, las montañas azules de Castilla.
(Antonio Machado)
Existen versos de longitud superior a catorce sílabas, pero son relativamente raros
en la literatura castellana:
- Pentadecasílabo (15 sílabas).
¿Del cíclope al golpe que pueden las risas de Grecia?
¿Qué pueden las gracias, si Herakles agita su crin?.
(Rubén Darío)
- Hexadecasílabo (16).
Decidido las montañas el resuelto tren perfora
el redoble acompasado de su marcha monofónica.
(Salvador Rueda)
- Heptadecasílabo (17).
Dios salve al rey del verso, que con su canto de bronce impera
y habla la fabulosa lengua del pájaro y de la fiera:
varón de fuertes bíceps, pecho velludo, frente altanera,
que desdobla en la India las cuatro rayas de su bandera.
(José Santos Chocano)
- Octodecasílabo (18).
Bajo de las tumbas que recios azotan granizos y vientos,
sobre las montañas de cumbres altivas y toscos cimientos,
y en mares, y abismos, y rojos volcanes de luz que serpea,
feroz terremoto retiembla y se agita cual sorda marea.
(Salvador Rueda)
- Eneadecasílabo (19).
Los tristes gajos del sauce lloran temblando su inmortal rocío
como estrofas de Prudhomme lloran las ondas, cíngaras del río...
Parece un gran lirio la nívea cabeza del viejo Patriarca.
(J. Herrera Reissig)
- etc.
La rima se define como la identidad total o parcial, entre dos o más versos, de los
sonidos situados a partir de la última vocal tónica. Puede ser de dos tipos: consonante
o total, si los sonidos idénticos son vocales y consonantes, y asonante o parcial,
que se produce cuando sólo las vocales son idénticas:
A Abiertas copas de oro deslumbrado
B sobre la redondez de los verdores
B bajos, que os arrobáis en los colores
A mágicos del poniente enarbolado.
(Juan Ramón Jiménez; rima consonante: -ádo, -óres, -óres, -ádo)
- Madre del alma mía,
a qué viejecita eres,
- ya los ochenta años
a pesan sobre tus sienes.
(Salvador Rueda; rima asonante: -, é...e, -, é...e)
La rima de las palabras esdrújulas suele provocar problemas para su correcta
identificación; hay que tener en cuenta que a efectos de rima la sílaba postónica (la
siguiente al acento) no existe. Así, por ejemplo, mística rima con tísica en asonante
(í...a / í...a); del mismo modo, ética y tétrica riman en consonante (é...ca / é...ca).
La rima suele representarse mediante una fórmula alfabética en la cual las
mayúsculas designan versos de arte mayor y las minúsculas versos de arte menor. Las
letras iguales señalan los versos que tienen la misma rima, sea consonante o
asonante. Si la rima es aguda se indica con una coma volada (A', a'). Un guión o
espacio en blanco representa un verso que queda libre, es decir, que no rima con
ningún otro.
4. PAUSAS. ENCABALGAMIENTOS. BRAQUISTIQUIO.
En todo poema, existen pausas determinadas por dos factores: en primer lugar, la
propia longitud del verso; en segundo lugar, la estructura sintáctica de la oración. Hay
cuatro tipos de pausa que nos interesa considerar:
4.1.1. Pausa estrófica, que se produce al acabar una estrofa, y que es obligada.
Se señala con una doble barra inclinada.
4.1.2. Pausa versal, que se produce al acabar un verso, y que es obligada. Se
señala con una doble barra inclinada.
4.1.3. Cesura, que se produce en el interior de los versos compuestos. Esta pausa
impide la sinalefa. También se marca con una doble barra inclinada.
Veamos ejemplos de estos tres tipos de pausa:
Lanzóse el fiero bruto // con ímpetu salvaje //
ganando a saltos locos // la tierra desigual, //
salvando de los brezos // el áspero ramaje, //
a riesgo de la vida // de su jinete real. // (José Zorrilla)
4.1.4. Pausas internas, que pueden aparecer en el interior de un verso, y que
están determinadas en cada caso por el ritmo y la sintaxis. A diferencia de las
anteriores, estas pausas no impiden la sinalefa. Por otro lado, se marcan con una sola
barra inclinada. Tanto la cesura como las pausas internas no tienen por qué coincidir
con los signos ortográficos (coma, punto y coma, punto, etc.). Se trata de dos tipos de
pausa exigidos por el ritmo y por la estructura del verso, que habremos de aprender
a distinguir y localizar guiados más por el oído que por la vista.
La red que rompo / y la prisión que muerdo, //
y el tirano rigor que adoro y toco, //
para mostrar mi pena / son muy poco, //
si por mi mal / de lo que fui me acuerdo. //
(Francisco de Quevedo)
Consiste en un desajuste que se produce en la estrofa cuando una pausa versal no
coincide con una pausa morfosintáctica. Este desajuste provoca una "tensión" interna
en el texto, ya que obliga o bien a romper una unidad sintáctica para respetar la pausa
versal o bien a prescindir de esta pausa para mantener la ilación sintáctica. Por otro
lado, el encabalgamiento no anula en modo alguno la rima. Dentro de un encabalgamiento
hay que distinguir entre el verso encabalgante, que es aquel en el que se
inicia, y el verso encabalgado, que es aquel donde termina.
4.2.1. Según el tipo de verso en que se produce.
- Encabalgamiento versal: coincide con la pausa final (o pausa versal), del verso
simple:
Pues ya de ti no puedo defenderme,
yo tomaré a mi cuenta cuando hayas
prometido una gracia concederme.
(Garcilaso de la Vega; hay un encabalgamiento
versal entre los versos 2-3)
- Encabalgamiento medial: el que coincide con la cesura de un verso compuesto:
El monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe,
en el Centauro el bruto la vida humana absorbe
el sátiro es la selva // sagrada y la lujuria.
(Rubén Darío; hay un encabalgamiento que
se superpone a la cesura que existe tras
selva)
4.2.2. Según la unidad morfosintáctica que queda dividida.
- Encabalgamiento léxico, en el cual la pausa versal divide una palabra:
Y mientras miserablemente
se están los otros abrasando
con sed insacïable
2. En ca stellano existen los siguientes sirremas:
- Sust antivo + adj etivo: "el perro blanco".
- Sust antivo + com plem ento d eterminativo: "el perro de Luis".
- Verbo + adverb io: "Juan come bien".
- Pronombre átono, preposición, conjunción o artículo + el elemento que introducen: "el perro va por
allí".
- Tiempos com puestos de los verbos y pe rífrasis verba les: "Juan ha tomado un poco de café y yo voy
a prepararme una taza de tila".
- Palabras con preposición: "salir de paseo".
- Proposiciones adjetivas especificativas: "Los alumnos que viven lejos llegan tarde".
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.
(Fray Luis de León)
- Encabalgamiento sirremático, en el cual la pausa versal divide un sirrema2:
¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
(Fray Luis de León; encabalgamiento versal
sirremático por ruptura del sirrema escondida
senda)
Maravillosamente // danzaba. Los diamantes
negros de sus pupilas vertían un destello;
era bello su rostro, era un rostro tan bello
como el de las gitanas de don Miguel de Cervantes.
(Rubén Darío; hay encabalgamiento medial
sirremático (adverbio + verbo) en el verso 1,
en maravillosamente danzaba; además, hay
encabalgamiento versal sirremático (sustantivo
+ adjetivo) en los versos 1-2, diamantes
negros)
- Encabalgamiento oracional, que se produce cuando la pausa se encuentra
situada después del antecedente de una proposición u oración adjetiva especificativa:
Descolorida estaba como rosa
que ha sido fuera de sazón cogida,
y el ánima, los ojos ya volviendo,
de su hermosa carne despidiendo...
(Garcilaso de la Vega)
4.2.3. Según la longitud del verso encabalgado.
- Encabalgamiento abrupto: tiene lugar cuando la fluidez del verso encabalgante
se detiene antes de la quinta sílaba del verso encabalgado, es decir, cuando se hace
pausa antes de dicha sílaba. En este encabalgamiento se produce un brusco descenso
del tono (de ahí su nombre), al pasar de uno al otro verso, debido a la brevedad del
grupo fónico.
Mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo, y conociendo el desatino,
la rienda suelta largamente al lloro.
(Fray Luis de León; encabalgamiento es
engañado ánimo; ánimo sólo abarca tres
sílabas, luego se trata de un encabalgamiento
abrupto)
- Encabalgamiento suave: tiene lugar cuando el verso encabalgante continúa
fluyendo sobre el encabalgado más allá de la quinta sílaba, es decir, cuando la pausa
aparece después de dicha sílaba. En este encabalgamiento el tono desciende de
manera más suave que en el anterior, debido precisamente a la mayor longitud del
grupo fónico.
Del mayor infanzón de aquella pura
república de grandes hombres era
una vaca sustento y armadura...
(Francisco de Quevedo; el encabalgamiento
es pura república de grandes hombres;
república de grandes hombres abarca la
práctica totalidad del verso encabalgado,
luego se trata de un encabalgamiento suave)
El braquistiquio o hemistiquio corto es la estructuración pausal más breve del verso
castellano; no llega a cuatro sílabas. Se trata de un corte o pausa breve que como tal
ya supone el interés del poeta por poner alguna cosa de relieve. El braquistiquio no
implica necesariamente encabalgamiento (en algunos casos se puede producir dentro
de éste, dando lugar a lo que hemos denominado encabalgamiento abrupto), pero
también puede darse de forma completamente autónoma, como en los siguientes
ejemplos:
cayeron, / y nosotros a porfía //
en nuestro engaño inmóviles vivimos. //
(Epístola moral a Fabio; la pausa que existe
tras cayeron destaca la importancia semánti3.
También se puede indicar la longitud de los versos mediante subíndices numéricos colocados tras la letra
que indica la rima La estructura de una lira sería entonces, según este esquema de anota ción, la siguiente: a7
b11 a7 b7 b11.
ca de este verbo; como puede advertirse, no
existe encabalgamiento)
La mala yerba al trigo ahoga, / y nace //
en lugar suyo la infelice avena.
(Garcilaso de la Vega; en este caso el braquistiquio
aparece no al principio del verso,
sino al final)
Los versos se agrupan en unidades superiores a ellos mismos, a las cuales
denominamos estrofas. Podemos distinguir entre las estrofas isométricas, cuyos
versos tienen todos el mismo número de sílabas métricas (terceto, octava real, décima,
etc.) y las heterométricas, en las cuales existen versos de distinta medida (lira,
sextilla de pie quebrado, etc). La estructura de una estrofa se representa mediante una
fórmula alfanumérica que indica la longitud de los versos y el esquema de rima; por
ejemplo, la fórmula métrica de la lira es ésta: 7a 11b 7a 7b 11b3.
Las estrofas se clasifican según el número de versos que las integran. A
continuación veremos los tipos de estrofas más importantes; téngase en cuenta, no
obstante, que además de las estrofas que citamos existen otras muchas; por otro lado,
hay numerosísimas variantes particulares elaboradas por los poetas a partir de las
estrofas más típicas.
5.1. ESTROFAS DE DOS VERSOS.
sean dos versos de la misma medida, aunque también pueden tener diferente número
de sílabas métricas. Los hay de arte mayor y también de arte menor; por su parte, la
rima puede ser consonante o asonante. Lo esencial es que los dos versos tengan la
misma rima:
Al que a buen árbol se arrima Todo necio
buena sombra le cobija. confunde valor y precio.
(Anónimo; versos isométricos, (Antonio Machado; versos
rima asonante) heterométricos, rima consonante)
tercero riman en consonante; el segundo queda libre. La fórmula de la estrofa es ABA:
Avaro miserable es el que encierra,
la fecunda semilla en el granero,
cuando larga escasez llora la tierra.
(V. Ruiz de Aguilera)
Normalmente el terceto no se usa solo, sino en series más o menos largas,
agrupado con otros tercetos. Esta disposición recibe el nombre de tercetos
encadenados, y en ella el verso que queda libre en cada terceto rima en consonante
con el primer y el tercer verso de la siguiente estrofa. El esquema de esta estrofa sería,
por tanto, ABA-BCB-CDC-...-XYX-YZYZ. La última estrofa de la serie termina con un
verso de más, añadido para evitar que el verso que queda libre no rime con ningún
otro.
Pasáronse las flores del verano,
el otoño pasó con sus racimos,
pasó el invierno con sus nieves cano;
las hojas, que en las altas selvas vimos,
cayeron, y nosotros a porfía
en nuestro engaño inmóviles vivimos.
Temamos al Señor que nos envía
las espigas del año y la hartura
y la temprana pluvia y la tardía.
........................
Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
de cuanto simple amé, rompí los lazos.
Ven y verás al alto fin que aspiro
antes que el tiempo muera en nuestros brazos.
(Epístola moral a Fabio)
Existen otras fórmulas para la combinación de tercetos: sucesiones de tercetos
independientes (ABA-CDC-EFE u otras combinaciones), tercetos monorrimos
(AAA-BBB-CCC...), etc.
5.2.2. Tercerilla: la forma estrófica del terceto se puede emplear también con
versos de arte menor y rima consonante:
Granada, Granada
de tu poderío
ya no queda nada.
(Francisco Villaespesa)
5.2.3. Soledad (o soleá): la forma estrófica del terceto, pero con versos de arte
menor y rima asonante:
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.
(Antonio Machado)
Alguna vez me angustia una certeza,
y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándole está de pronto un muro
del arrabal final en que tropieza.
(Jorge Guillén)
5.3.2. Serventesio: es una variante del cuarteto; consiste en cuatro versos de arte
mayor con rima consonante ABAB:
Valerosos, enérgicos, tranquilos,
caminan sin dudar hacia un futuro
que tramándose está con estos hilos
de un presente en fervor de claroscuro.
(Jorge Guillén)
5.3.3. Redondilla: cuatro versos de arte menor con rima consonante abba:
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
(Antonio Machado)
5.3.4. Cuarteta: cuatro versos de arte menor con rima consonante abab:
Luz del alma, luz divina,
faro, antorcha, estrella, sol...
Un hombre a tientas camina;
lleva a la espalda un farol.
(Antonio Machado)
Existe también una variante de la cuarteta, con rima asonante, que se denomina
cuarteta asonantada o tirana:
Por una mirada un mundo,
por una sonrisa un cielo,
por un beso, yo no sé
qué te diera por un beso.
(Gustavo Adolfo Bécquer)
5.3.5. Seguidillas: combinaciones de cuatro versos, a menudo de distinta longitud,
con gran variedad de esquemas de rima. Hay dos tipos fundamentales:
5.3.5.1. Seguidilla simple: los versos primero y tercero son heptasílabos, y el
segundo y el cuarto pentasílabos:
-Estrellitas del cielo
son mis quereres,
¿dónde hallaré a mi amante
que vive y muere?
(Federico García Lorca)
5.3.5.2. Seguidilla gitana: los versos primero, segundo y cuarto son hexasílabos,
y el tercero, de once sílabas (a veces de diez). Los versos segundo y cuarto tienen
rima asonante:
Pensamiento mío
¿adónde te vas?
No vayas a casa de quien tú solías
que no pués entrar.
(Manuel Machado)
5.3.6. Estrofa sáfica: consta de tres endecasílabos sáficos (acentos en las sílabas
cuarta, sexta y décima) y un pentasílabo adónico (con acento en la primera), con
diversos esquemas de rima:
Si de mis ansias el amor supiste,
Tú, que las quejas de mi voz llevaste,
oye, no temas, y a mi ninfa dile
dile que muero.
(E.M. Villegas; el esquema de la rima
es 11A 11B 11A 5c, con rima asonante
entre los versos 1 y 3)
5.3.6. Cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo alejandrino: estrofa compuesta por
cuatro versos alejandrinos que riman en consonante, según la fórmula AAAA, BBBB,
CCCC, etc.:
Vistie a los desnudos, apacie los famnientos,
acogie los romeos que vinien fridolientos,
daba a los errados buenos castigamientos
que se penitenciasen de todos falimientos.
(Gonzalo de Berceo)
que deben respetar dos normas: no puede haber tres versos seguidos con la
misma rima, y los dos versos finales no pueden rimar entre sí. Las fórmulas métricas
posibles con tales condiciones son AABAB, AABBA, ABAAB, ABAAB, ABBAB:
Desierto está el jardín... De su tardanza
no adivino el motivo... El tiempo avanza...
Duda tenaz, no turbes mi reposo.
Comienza a vacilar mi confianza...
El miedo me hace ser supersticioso.
(Ricardo Gil)
5.4.2. Quintilla: las mismas condiciones métricas que las del quinteto, pero con
versos de arte menor:
Vida, pues ya nos cansamos
de andar uno y otro juntos,
tiempo es ya de que riñamos,
y en el trance a que llegamos
vamos riñendo por juntos.
(Miguel de los Santos Álvarez)
heptasílabos, cuya rima, en consonante, es aBabB. Recibe este nombre por la palabra
con la que termina el primer verso de la estrofa inicial del poema A la flor de Gnido, de
Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento,
y la furia del mar en movimiento.
5.5. ESTROFAS DE SEIS VERSOS.
5.5.1. Sexteto-lira: estrofa formada por heptasílabos y endecasílabos alternados,
con rima consonante; su esquema es 7a 11B 7a 11B 7c 11C. También es posible esta
estrofa con los versos y las rimas dispuestos simétricamente, con la estructura 7a 7b
11C 7a 7b 11C.
a ¿Tornarás por ventura
B a ser de nuevas olas, nao, llevada
a a probar la ventura
B del mar, que tanto tienes ya probada?
c ¡Oh! Que es gran desconcierto.
C ¡Oh! Toma ya seguro, estable puerto.
(Fray Luis de León)
5.5.4. Copla de pie quebrado. Se denominan "de pie quebrado" aquellas estrofas
de versos de arte menor en las que alternan versos largos y cortos (éstos suelen ser
normalmente tetrasílabos) La más conocida de estas estrofas es la sextilla de pie
quebrado, que también recibe los nombres de copla de Jorge Manrique (debido a
que este poeta medieval la utilizó en sus conocidísimas Coplas a la muerte de su
padre) o estrofa manriqueña. En esta estrofa, el tercer y el sexto verso son
tetrasílabos y los demás octosílabos; la rima tiene el esquema abcabc. Hay ciertas
variantes en las que los versos de pie quebrado son el segundo y el quinto, y la rima
aabccb.
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
(Jorge Manrique)
Seguidilla compuesta: la forman siete versos de arte menor; se forma a
partir de una seguidilla simple a la que se le añaden tres versos más. Los heptasílabos
y pentasílabos se combinan del siguiente modo: 7-5-7-5-5-7-5:
azul y nieve,
leñador es mi amante
de pinos verdes.
¡Quién fuera el águila
para ver a mi dueño
cortando ramas!
(Antonio Machado)
ESTROFAS DE DIEZ VERSOS.
Copla real o falsa décima: consta de diez versos de arte menor, con rima
consonante. Se trata, en realidad, de la fusión de dos quintillas:
a do todo el bien consiste,
yo llena de hermosura
de tu divina apostura
razón digna me heziste;
yo soy diuina en el cielo
porque de ti soy mandada;
yo soy de tan alto vuelo;
yo soy la que en este suelo
jamás me conturba nada!
(Juan de Timoneda)
el poeta renacentista Vicente Espinel. Consta de diez octosílabos, dispuestos según
la estructura de dos redondillas unidas por dos versos de enlace; el primero de éstos
tiene la misma rima que el último verso de la primera redondilla, mientras que el
segundo comparte rima con el primer verso de la segunda redondilla. El esquema es
abbaaccddc:
que en parte sabe mi mal,
que la causa principal
se me ve escrita en la frente;
y aunque hago de valiente,
luego mi lengua desliza
por lo que dora y matiza;
que lo que el pecho no gasta
ningún disimulo basta
a cubrirlo con ceniza.
(Vicente Espinel)
EL POEMA.
El poema es la unidad métrica y rítmica más importante. En cuanto a su forma, los
poemas pueden ser estróficos, si están estructurados en estrofas, o no estróficos.
A su vez, los poemas estróficos pueden ser monoestróficos, cuando constan de una
sola estrofa, o poliestróficos, cuando están compuestos por varias estrofas.
POEMAS ESTRÓFICOS.
Villancico: está escrito en octosílabos o hexasílabos. Se divide en dos
partes: a) el estribillo, que consta de dos, tres o cuatro versos; b) el pie, que a su vez
se compone de una mudanza (habitualmente una redondilla), un verso de enlace que
rima con el último verso de la mudanza (el enlace puede existir o no) y otros dos versos
que riman entre sí, la vuelta y el estribillo.
Estribillo Nadie llega a ser perfecto,
sino el honesto y secreto.
Para llegar al süave
gusto de amor, si se acierta,
es el secreto la puerta,
Pie y la honestidad la llave;
y esta entrada no la sabe
quien presume de discreto,
sino el honesto y secreto.
Amar humana beldad
Mudanza suele ser reprehendido,
(redondilla) si tal amor no es medido
con razón y honestidad;
Enlace y amor de tal calidad
Vuelta luego le alcanza, en efecto,
Estribillo el que es honesto y secreto.
Es ya caso averiguado,
que no se puede negar,
que a veces pierde el hablar
lo que el callar ha ganado;
y el que fuere enamorado,
jamás se verá en aprieto,
si fuere honesto y secreto.
Cuanto una parlera lengua
y unos atrevidos ojos
suelen causar mil enojos
y poner el alma en mengua,
tanto este dolor desmengua
y se libra deste aprieto
el que es honesto y secreto.
(Miguel de Cervantes
Zéjel: estrofa de procedencia arábigo-española. Está escrito normalmente en
octosílabos, y su composición estrófica es como sigue: un estribillo que consta de uno
o dos versos, y una mudanza, estrofa compuesta por tres versos que riman entre sí
con la misma rima, además de un cuarto que rima con el estribillo y que recibe el
nombre de vuelta. El esquema de la estrofa sería aa-bbba.
Es un poema muy semejante al villancico; se diferencia de él fundamentalmente por
la forma de la mudanza, ya que en el villancico suele ser una redondilla, mientras que
en el zéjel es un trístico monorrimo. Otra diferencia menos constante tiene que ver con
el estribillo: en el villancico generalmente tiene tres o cuatro versos, mientras que en
el zéjel lo forman habitualmente dos.
no quiero marido, no.
Más quiero vivir segura
Mudanza n'esta tierra a mi soltura,
que no estar en ventura
Vuelta si casare bien o no.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Madre, no seré casada
por no ver vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
No será ni es nacido
tal para mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só,
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
(Gil Vicente)
Otro tipo de soneto distinto al petrarquista, y muy utilizado sobre todo en las literaturas de habla inglesa, es el llamado soneto shakespeariano o soneto isabelino, cuya estructura es más adecuada a la lengua inglesa, en la cual resulta más difícil que en la castellana mantener las mismas rimas consonantes. Dicha estructura consiste en tres cuarteto s o serventesios (con frecuencia de rimas distintas), rematados por un pareado final.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.
(Jaime Gil de Biedma)
y dos tercetos. Es una forma poética procedente de Italia, que fue introducida en las
letras españolas por los poetas renacentistas Juan Boscán y Garcilaso de la Vega,
quienes tomaron como modelo de soneto el establecido por el poeta italiano Francesco
Petrarca. Ha sido muy utilizado a lo largo de todas las épocas, y se le considera como
la estructura poemática más perfecta y armoniosa. El esquema clásico del soneto
petrarquista es el siguiente: ABBA-ABBA-CDC-DCD (dos cuartetos y dos tercetos
encadenados)4. Hay otras combinaciones posibles en los tercetos, como CDE-CDE,
CDE-DCE, etc.
se muestra la color en vuestro gesto, pues otro tienes tú de igual decoro,
y que vuestro mirar ardiente, honesto, deja la prenda que en el alma adoro,
con clara luz la tempestad serena; perdida por tu bien y por mi daño.
y en tanto que el cabello, que en la Ponle su esquila de labrado estaño
vena del oro se escogió, con vuelo presto y no le engañen tus collares de oro;
por el hermoso cuello blanco, enhiesto, toma en albricias este blanco toro
el viento m ueve, esparze y desordena: que a las primeras yerbas cumple un año.
coged de vuestra alegre primavera Si pides señas, tiene el vellocino
el dulce fruto antes que el tiempo ayrado pardo, encrespado, y los ojuelos tiene
cubra de nieve la hermosa cumbre. como durmiendo en regalado sueño.
Marchitará la rosa el v iento helado Si piensas que no soy su dueño, Alcino,
todo lo mudará la edad ligera suelta y verásle si a mi choza viene
por no hazer mudanza en su costumbre. que aún tienen sal las manos de su dueño.
(Garcilaso de la Vega) (Lope de Vega)
Romance: consta de una serie ilimitada de octosílabos, de los cuales sólo
los versos pares tienen rima asonante, mientras que los impares quedan libres. Es una
forma métrica de amplísimo cultivo en todas las épocas de la literatura española, pues
se adapta tanto a las características de la poesía popular como a las de la lírica culta.
Según la llamada "teoría tradicionalista" los romances proceden de la partición de los
versos compuestos de los cantares de gesta: los versos alejandrinos o hexadecasílabos
de estos poemas -demasiado largos para recitarlos con comodidad- se dividen en
sus dos hemistiquios, formando así la estructura métrica característica del romance:
allí toma juramento // el Cid al rey castellano
sobre un cerrojo de hierro // y una ballesta de palo.
En Santa Gadea de Burgos
do juran los hijosdalgo
allí toma juramento
el Cid al rey castellano
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo
Existe asimismo el llamado romance heroico, compuesto por versos endecasílabos:
con lento paso y grave compostura,
sobre negros caballos, ocho pajes,
negras la veste, la gualdrapa y plumas;
después cuatro escuderos enlutados,
y cuatro ancianos caballeros, cuyas
armas empavonadas y rodelas
con negras manchas que el blasón ocultan,
y cuyas picas que por tierra arrastan,
sin pendoncillo la acerada punta,
que son, van tristemente publicando,
de la casa de Lara y de su alcurnia...
(Duque de Rivas)
voluntad del poeta versos heptasílabos y endecasílabos con rima consonante y sin
ningún esquema métrico fijo. Muchas veces se introducen versos sueltos. También es
frecuente que una silva se divida en formas paraestróficas, semejantes a las estancias
de la canción.
en que el mentido robador de Europa
-media Luna las armas de su frente,
y el sol todos los rayos de su peloluciente
honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas;
cuando el que ministrar podía la copa
a Júpiter mejor que el garzón de Ida,
-náufrago y desdeñado, sobre ausentelagrimosas,
de amor, dulces querellas
da al mar; que condolido,
fue a las ondas, fue al viento
el mísero gemido,
segundo de Arión dulce instrumento.
(Luis de Góngora).
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