miércoles, 16 de abril de 2025

Mario Vargas Llosa: “No me arrepiento de nada”

El escritor hispanoperuano y premio Nobel recibe a ‘El País Semanal’ en su casa de Madrid y se confiesa sobre la literatura y la vida, a punto de ingresar en la Academia Francesa.

 

El escritor Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 86 años), premio Nobel de Literatura, recibe en una casa de espacios enormes, luz y libros. Es su famoso refugio de la calle de la Flora en el centro de Madrid, que el autor abandonó hace siete años para irse a vivir a una casa aún más famosa, la de la conocida como reina de corazones Isabel Preysler en Puerta de Hierro, también en Madrid. “La experiencia se vivió y ya está. Ya vuelvo a estar aquí, rodeado de mis libros”, dirá en medio de la entrevista, riendo como si hubiese regresado a Ítaca. “No me arrepiento de nada, absolutamente”, matiza acto seguido. El escritor de clásicos de la literatura universal como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, La casa verde, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo está de buen humor. Observa que el periodista pide vino y cambia su petición: él también quiere vino. La conversación se alarga una copa más, una hora y media en la que responde a todo o casi todo. El jueves 9 de febrero será uno de los días más importantes en la vida de Mario Vargas Llosa: entrará en la Academia Francesa; el primer escritor, desde su fundación en 1634 por el cardenal Richelieu, que lo hace sin obra original en lengua francesa. Un hito para quien tenía París como un sueño de juventud y Flaubert como un sueño de estilo.

A los académicos franceses los llaman inmortales.

Ser inmortal me parecería aburridísimo. Mañana, pasado, el infinito… No, es preferible morirse. Lo más tarde posible, pero morirse.

¿Piensa en la posteridad?

En la vida lo he hecho. Pienso en mis hijos, en mis nietos. Pero de mis libros no pienso nada.

¿De verdad no piensa: ‘Este libro se va a quedar para siempre, este otro también’?

Tengo libros que merecerían sobrevivirme, sí. Conversación en La Catedral y La guerra del fin del mundo. Son dos libros en los que trabajé muchísimo. Pero yo no pienso en la muerte. ¿Qué ocurrirá con mi obra después de muerto? No lo sé, no estoy en esas.

¿En qué está?

Vargas Llosa

En nada de eso. Lo que yo detesto es el deterioro. Las ruinas humanas. Es algo terrible, lo peor que podría pasarme. Por ejemplo, ahora tengo problemas de memoria. La memoria la tuve siempre muy lúcida. Recordaba las cosas, y noto cómo se ha empobrecido. Es inevitable: 86 años. Hay cosas que recuerdo más que otras, pero… Algunos nombres, por ejemplo: veo las caras, pero los nombres se me han perdido.

¿Es usted nostálgico?

Hasta cierto punto. Recuerdo muchas cosas que lamento que se hayan perdido. Por ejemplo, los años universitarios. Los recuerdo con gran lucidez. En cambio, para los de inmediatamente después ya entro en una especie de nebulosa. Son como unas nubes que de pronto me recuerdan hechos muy tristes, o muy alegres. Recuerdo de Bolivia al hermano que nos enseñó a leer: el hermano Justiniano. Era un viejecito italiano que nos hacía bailar y nos iba metiendo las letras y las conjunciones. Algo maravilloso, una de las grandes cosas que me han pasado en la vida.

El hecho fundacional de su vida: leer.

El cambio que significó. De pronto entré en un mundo que era infinito, a diferencia de Cochabamba, que era una ciudad pequeñita. Podía viajar, y viajar en el tiempo, además: ir hacia el futuro, hacia el pasado. Los libros significaban una aventura siempre. Mi madre me había prohibido que leyera un libro que ella tenía en su velador. Lo recuerdo muy claro: era un libro amarillo con las letras azules, de Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Me acuerdo de unos versos con los que comenzaba el libro: “Mi cuerpo de labriego salvaje te fecunda y hace saltar al hijo del fondo de la tierra”. Y entonces yo decía: ahí está el pecado, pero ¿qué pecado? No sabía cuál era, pero sospechaba que el pecado estaba ahí.

 

Hábleme de su padre. [Ernesto Vargas, un hombre de carácter endiablado, acomplejado socialmente, se separó de Dora Llosa, a la que encerraba en casa por sus celos mientras él tenía amantes e hijos, meses antes de que Mario naciese. Hasta los 10 años, al niño se le hizo creer que su padre había fallecido. A esa edad, sus padres volvieron a estar juntos]

El comienzo con mi padre no fue bueno: descubro que no está muerto. No hubo nunca un entendimiento, siempre hubo una enorme tensión. Digamos que era falta mía, sí. Él me había quitado a mi mamá, pero además era un hombre muy rígido, muy duro. Mi vocación literaria fue una manera de resistir su autoridad.

Cuenta en El pez en el agua que a su padre le desconcertaba, en realidad no le gustaba, encontrarse con su nombre ni siquiera en periódicos como The New York Times.

Él tenía la idea de que todos los escritores y poetas eran borrachos o maricones: le producía verdadero horror. Un hijo que era escritor y se pasaba las noches en esas borracheras espantosas: esa era la idea que él tenía de la vocación literaria. Me metió en el Colegio Militar Leoncio Prado porque pensó que los militares y la literatura no se llevaban bien. Le salió el tiro por la culata, porque en el Leoncio Prado empecé a escribir de manera profesional: escribía las cartas de muchos militares para sus enamoradas, a las que ellos no sabían responder. Era muy divertido leer las cartas de ellas para poder contestarlas.

A menudo en sus libros, en sus entrevistas, se le escapa esta observación cuando habla de su juventud: “¿Cómo pude hacer tanto?”. No paraba de leer, de escribir, de salir, de viajar. ¿Será porque para escritores como usted, la escritura es una actividad casi inconsciente, algo parecido a respirar?

No. En absoluto. Yo sufría muchísimo escribiendo y, al mismo tiempo, quería mejorar. Mi estilo era muy primitivo. Necesitaba mejorarlo. En el periódico eso era imposible, porque había que entregar inmediatamente los papeles. Yo he sufrido mucho con el estilo. Y, además, siempre que me sentaba a escribir, me decía: tienes que suprimir los adjetivos. Eso es lo importante: que no haya adjetivos.

“Yo siempre he procurado poner la prosa al servicio de la historia, y no la historia al servicio de la prosa”.

Que los personajes salgan, que vivan por su cuenta. Era muy importante que las personas no obstruyeran el lenguaje y que el lenguaje estuviera al servicio de las personas que vivían en una novela. Esa fue siempre mi obsesión. Ahora no, ahora ya no. Pero mi obsesión cuando escribía las primeras novelas era no dar al lenguaje preferencia sobre las actividades de los personajes.

 https://elpais.com/eps/2023-02-02/mario-vargas-llosa-no-me-arrepiento-de-nada.html

 

Muere Mario Vargas Llosa, gigante de las letras universales.

 

Muere Mario Vargas Llosa, gigante de las letras universales

El escritor hispano peruano, premio Nobel de Literatura en 2010, fue autor de obras maestras como ‘Conversación en La Catedral’. Ha fallecido en Lima a los 89 años.

  

El novelista peruano Mario Vargas Llosa ha fallecido este domingo en Lima, según han informado sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana en un comunicado en el que no se daban más detalles sobre la enfermedad grave que padecía desde 2019. Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, el premio Nobel de Literatura de 2010 acababa de cumplir los 89 años. Autor de obras fundamentales como Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros o La fiesta del Chivo, fue uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea en cualquier lengua. Novelista, ensayista, polemista, articulista y académico, Vargas Llosa pasará a la historia como un extraordinario narrador y un influyente intelectual a la antigua usanza, es decir, anterior a las redes sociales.

“Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá. Procederemos en las próximas horas y días de acuerdo con sus instrucciones”, señala el comunicado de sus hijos. “No tendrá lugar ninguna ceremonia pública. Nuestra madre, nuestros hijos y nosotros mismos confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos. Sus restos, como era su voluntad, serán incinerados”, añaden.

En octubre de 2023 publicó su última novela, Le dedico mi silencio, que se cerraba con un escueto colofón en el que anunciaba su adiós a la ficción. Dos meses más tarde se despedía también del columnismo periodístico, es decir, de su Piedra de toque, la tribuna que desde 1990 publicaba quincenalmente en EL PAÍS. Esos artículos eran la demostración de su inagotable curiosidad intelectual y de su afán por intervenir en todos los debates sociales y políticos de la actualidad. En ellos, como en algunos de sus ensayos, aparecía ese Vargas Llosa progresista en lo moral, pero neoliberal en lo económico que desconcertaba (y hasta irritaba) a los miles de admiradores de sus novelas. 

 

Fue su compromiso político conservador el invocado durante años para explicar la tardanza en recibir un galardón para el que parecía predestinado: el Premio Nobel de Literatura. En 2010, justo cuando había desaparecido de las apuestas, la Academia Sueca lo despertó de madrugada en Nueva York —era profesor invitado en Princeton— para anunciarle que por fin se le había concedido la medalla más codiciada de las letras universales. ¿La razón? “Por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Tenía 74 años y acababa de mandar a la imprenta una novela sobre el colonialismo salvaje asociado a la explotación del caucho: El sueño del celta.

Desde que debutó con 23 años con un volumen de cuentos —Los jefes (1959)—, no había dejado de escribir y publicar. Sin embargo, para encontrar una de sus grandes obras de ficción en el momento del Nobel había que remontarse una década atrás, hasta La fiesta del Chivo (2000). En cierto modo, aquella novela basada en hechos reales sobre la tiranía del dominicano Rafael Leónidas Trujillo era su tardía contribución a la oficiosa conjura de los autores latinoamericanos para retratar las dictaduras del subcontinente. Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca), Miguel Ángel Asturias (El señor presidente) o Augusto Roa Bastos (Yo, el Supremo) le precedieron en la tarea.

Vargas Llosa fue parte fundamental del estallido global —el famoso boom— de la literatura latinoamericana desde que en 1963, siendo apenas un veinteañero, ganó con La ciudad y los perros otro premio, el Biblioteca Breve, convocado por la editorial barcelonesa Seix Barral. La inspiración le llegó desde su propio pasado: la adolescencia en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima, un sórdido lugar en el que lo internó su padre para sacarlo de la mansa órbita de la familia materna.

De hecho, la reaparición de su colérico progenitor, al que durante años creyó muerto, supuso el traumático fin de una plácida infancia transcurrida en Cochabamba (Bolivia) y en Piura, en el norte del Perú. No en vano, fue el momento de la resurrección paterna el elegido por el escritor para abrir sus memorias, El pez en el agua. Las publicó en 1993, tres años después de que Alberto Fujimori lo derrotase en las elecciones presidenciales. Aquella frustración política ocupa los capítulos pares de un largo relato que se completa en los impares con la educación literaria y sentimental del autor: desde que en 1957 viaja a París por primera vez gracias a un concurso de cuentos hasta el día en que acude a una perrera para rescatar al Batuque, un “chucho” que le habían regalado. Allí contempló una escena de brutalidad contra los animales de la que tuvo que recuperarse en el primer “cafetucho” que encontró: La Catedral. En 1969, ese episodio abriría Conversación en La Catedral, cuyo arranque entró instantáneamente a formar parte de la historia de la literatura: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

 https://elpais.com/cultura/2025-04-14/muere-mario-vargas-llosa-gigante-de-las-letras-universales.html#?rel=mas_sumario

 

 

viernes, 6 de septiembre de 2024

PREMIOS NOBEL ESPAÑOLES

 

Estos son los 7 premios Nobel españoles.

En los más de 100 años que tienen estos galardones solo siete españoles han logrado el premio Nobel: dos en medicina y cinco en Literatura.

 Repasamos la biografía de los escritores y científicos que han logrado este prestigioso premio. El último galardón fue entregado hace 30 años a Camilo José Cela, cuando el autor de La Colmena contaba con 73 años de edad.

Lista de ganadores españoles de premios Nobel: 

 

_______________ José Echegaray (1904)

Premio Nobel de Literatura

   

José Echegaray (1833-1916) fue un personaje polifacético que despuntó en disciplinas tan dispares como la ingeniería, la dramaturgia, la política o las matemáticas. Ingeniero de formación, tuvo además una distinguida carrera en el Gobierno de España, donde ocupó cargos relevantes, como el de ministro de Obras Públicas y de Finanzas, además de senador vitalicio del Consejo de Instrucción Pública. En el apogeo de su carrera se decantó por la dramaturgia, una disciplina que cultivaba con pasión desde su juventud. Entre las obras más destacadas figuran La esposa del vengador (1874), En el puño de la espada (1875) y En el pilar y en la cruz (1878), la cual desató una gran controversia a causa de su defensa de la libertad de pensamiento. Son igualmente reseñables Conflicto entre dos deberes (1882); Locura o Santidad (1877); y El gran Galeoto (1881), una obra en la que se realiza un alegato en favor del honor y en contra de la hipocresía en la que el autor elabora además una reflexión acerca de su idea del teatro.

_____________ Santiago Ramón y Cajal (1906)

Premio Nobel de Medicina.

Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) compartió el premio Nobel de Medicina en 1906 con Camilo Golgi, en "reconocimiento por su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso”. Este médico español especializado en anatomía patológica fue de niño aprendiz de barbero y luego de zapatero. En su juventud deseaba ser artista, movido por su extraordinario don para el dibujo que se evidencia sus ilustraciones. Sin embargo, su padre, que era profesor de anatomía aplicada en la Universidad de Zaragoza, lo persuadió para que estudiara medicina. En 1873 obtuvo una licenciatura en Medicina en Zaragoza y posteriormente sirvió como médico en el regimiento de Burgos. Participó en una expedición a Cuba en los años 1874-75, donde contrajo malaria y tuberculosis. A su regreso se convirtió en asistente en la Facultad de Anatomía de la Facultad de Medicina de Zaragoza (1875) y luego, a petición propia, director del Museo de Zaragoza (1879). En 1877 obtuvo el título de doctor en Medicina en Madrid. En 1880 comenzó a publicar trabajos científicos, los más importantes de los cuales son el Manual de histología normal y técnica micrográfica (1889), el Manual de anatomía patológica general (1890). Cajal tiene en su haber más de 100 artículos publicados en revistas científicas francesas y españolas, especialmente sobre la estructura del sistema nervioso, así como monográficos sobre músculos y otros tejidos.Además, cosechó un elevado número de distinciones, entre ellas las de ‘miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid en 1895 y de la Real Academia de Medicina de Madrid, en 1897. Además, fue nombrado doctor honorario por la universidad de Cambridge en 1894, de Würfurb en 1896 y de Calrk en 1899. A él le debemos el descubrimiento de las hendiduras sinápticas, el espacio que separa las neuronas, cuyos mensajeros químicos permiten la comunicación entre ellas. Sus hallazgos sentaron las bases del conocimiento sobre el funcionamiento del sistema nervioso central y periférico.

 

Jacinto Benavente (1922)

Premio Nobel de Literatura

Jacinto Benavente (1866-1954) fue, además de un autor teatral, un prolífico director, guionista y productor de cine. Nacido en Madrid en 1866, hijo de un conocido pediatra, estudió derecho, pero a la muerte de su padre se embarcó en varios viajes por Francia y Rusia. A su regreso a España, editó y colaboró en diferentes periódicos y revistas. En 1892 publicó su primera obra: Teatro Fantástico, a la que seguiría Cartas de mujeres en 1893.  En 1899 fundó en Madrid el Teatro Artístico, en el que colaboró con Valle Inclán. Las obras de Benavente tratan con todos los estratos de la vida; son a la vez serios y cómicos, realistas y fantásticos. El autor ofrecía a los lectores un retrato fiel de la sociedad de la época, reflejado en obras como La Gobernadora (1901), Rosas de otoño (1905), Señora ama (1908) y La Malquerida (1913), o Los intereses creados (1907), considerada una de sus obras maestras. El autor siguió trabajando hasta poco antes de su muerte. Su obra póstuma: “El bufón de Hamlet” fue publicada en 1958.

 

Juan Ramón Jiménez (1956)

Premio Nobel de Literatura

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) ganó en 1956 el premio Nobel por su trayectoria literaria, entre la que destaca su obra Platero y Yo, una selección de relatos en las que el autor rememoraba algunas vivencias de cuando era niño. El poeta onubense –retratado aquí junto a su mujer Zenobia Camprubí– cursó inicialmente Derecho y Pintura en la Universidad de Sevilla, pero abandonó sus estudios para dedicarse a la literatura, influenciado por Rubén Darío y los simbolistas franceses. En 1936, al estallar la guerra civil española, se exilió a Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, donde recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956. Tras la muerte de Rubén Dario, ejerció un liderazgo entre los poetas más jóvenes de su tiempo. 


Severo Ochoa (1959)

Premio Nobel de Medicina

El bioquímico y biólogo molecular Severo Ochoa (1905-1993) –en la imagen felicitado por su equipo de investigadores tras ganar el el Premio Nobel– obtuvo el galardón junto con el bioquímico estadounidense Arthur Kornberg por sus descubrimientos sobre el mecanismo de síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y el ácido desoxirribonucleico (ADN). Los trabajos del profesor Ochoa ahondaron en el desciframiento del código genético, la biosíntesis intracelular de las proteínas y otros aspectos fundamentales de la biología de los virus. El profesor se licenció en la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró poco tiempo después, aunque nunca llegó a ejercer como médico. En la Residencia de Estudiantes, en la que ingresó en 1927, convivió con grandes intelectuales de la época, como Federico García Lorca o Salvador Dalí. En la década de 1930 realizó sus primeros estudios importantes sobre enzimología. Tras varios años de estudio de las enzimas, investigó el metabolismo de los hidratos de carbono y de los ácidos grasos. El descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN abrió un nuevo campo de investigación gracias al cual se consiguió aislar una enzima de la bacteria Escherichia coli, a la que llamó ‘polinucleótido-fosforilasa’, (ARN-polimerasa). Ello dio lugar al descubrimiento de la síntesis del ARN en el laboratorio. Un año más tarde, el bioquímico norteamericano Arthur Kornberg, discípulo de Ochoa, demostró que la síntesis de ADN también requiere de otra enzima polimerasa, específica para esta cadena. Estos extraordinarios hallazgos permitieron posteriormente el desciframiento del código genético. 

Vicente Aleixandre (1977)

Premio Nobel de Literatura.

Vicente Aleixandre (1898-1984), recibió el Premio Nobel de Literatura en 1977 como reconocimiento a su obra, y por extensión, a toda a Generación del 27. Este poeta polifacético, que anteriormente había recibido el Premio Nacional de Literatura en 1934 y el Premio de Crítica en 1963, también formó parte de la Real Academia Española. Su amistad con Dámaso Alonso y sus inquietudes literarias le llevaron a leer y a estudiar a los grandes poetas de la literatura universal, como Bécquer y Rubén Darío. Sin embargo, en un giro del destino, fue una grave enfermedad y su lenta recuperación las que le llevaron a escribir poesías que finalmente fueron publicadas en las revistas culturales más importantes de la época, Ahí empezó su amistad con los otros componentes de la Generación del 27, como Federico García Lorca y Luis Cernuda. Tras la Guerra Civil permaneció en España y su obra tomó una trayectoria muy personal. Su obra se caracteriza por el uso de la metáfora y es reconocido como el principal poeta surrealista español. Pasión de la Tierra (1935) o La destrucción del amor (1932), son algunas de las obras más relevantes de su antología poética.

 

Camilo José Cela (1989)

Premio Nobel de Literatura

Camilo José Cela (1916-2002), recibió el premio Nobel de Literatura en 1989 tras toda una vida dedicada a los libros. Esta pasión comenzó de manera curiosa,  mientras se encontraba internado en el sanatorio de Guadarrama. Aunque inicialmente ingresó en la Facultad de Medicina, pronto se interesó más por las letras gracias al poeta Pedro Salinas y sus clases de Literatura Contemporánea. El encuentro resultó fundamental para el joven escritor, hasta el punto de despertarle totalmente su vocación literaria. Su primera obra fue el libro de poemas Pisando la dudosa luz del día, al que le siguieron su primera gran obra La familia de Pascual Duarte,  Viaje a La Alcarria (1948),  El cancionero de La Alcarria (1948) y, finalmente, su obra más reconocida:  La colmena (1951). El autor ingresó posteriormente en la Real Academia de la Lengua Española, donde ocupó el sillón con la letra Q. Junto con otros intelectuales de su época, formó parte activa de la Transición española. Fue elegido senador en las primeras Cortes democráticas y revisó el texto definitivo de la Constitución Española. Entre los premios recibidos en la recta final de su carrera destacan el Príncipe de Asturias de las Letras, otorgado en 1987, y el Miguel de Cervantes, en 1995. En 1996 el rey de España lo condecoró con el título de Marqués de Iria Flavia.

 https://historia.nationalgeographic.com.es/a/estos-son-7-premios-nobel-espanoles_14796#slide-6

 

 

 

COMENTARIO DE TEXTO 8

 

COMENTARIO DE TEXTO 8

 

Quizá haya sido siempre así, un mundo lleno de personas que creen que sus propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás, pero a día de hoy, en estos lugares nuestros, el egocentrismo es uno de los rasgos más evidentes y peligrosos de lo que hemos ido construyendo, de un desarrollo humanamente equivocado. Una persona egocéntrica, dicen los psicólogos, es aquella que no puede “ponerse en los zapatos de los demás (quitándose primero los de él mismo)”. Y cree que todos deben buscar lo que él busca, porque lo que él ve, de alguna manera, excede lo que otros ven. ¡Qué desastre! Es desastroso porque es idiota y genera un mundo de idiotas. Nadie ni lo de nadie es más importante que lo de los demás. Todos tenemos derecho a pelear por nuestros deseos, pero si vamos pisando los deseos del prójimo, de nada valdrá conseguirlos. En esta vida vamos en el mismo barco, apenas lograríamos sobrevivir unos días sin los otros. Moriríamos de hambre, de inanición material y afectiva. Sin embargo, no nos damos cuenta. El ego hipertrófico nos hace actuar como héroes de pacotilla. Lo mío es lo mejor, lo único, lo más importante; todos tienen que darse cuenta de eso. De manera que si el ego nos dicta esa sentencia trataremos a los otros como esclavos. Pero, amigos, los esclavos terminan rebelándose y el ego se queda herido y más solo que la una. Nadie es más que nadie. A veces, a unos les toca llevar la mayor responsabilidad en una actividad, en una circunstancia, y entonces los demás deberán ponerse a disposición de ese, otras veces le tocará a otro. Solo asumiendo que la vida funciona así, que cada uno es importante en un momento o cosa diferente, podremos dejar el ego de lado y trabajar por un mundo mejor para todos. Los niños pequeños son egocéntricos porque no tienen todavía la suficiente habilidad mental para entender que otras personas puedan tener diferentes opiniones y creencias. Un adulto egocéntrico es una lacra social, un idiota.

 

(Paloma Pedrero, en La Razón, 5/XI/2011)

                   CUESTIONES:

1.  Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes:

a) Enuncie el tema del texto (0,5 puntos); b) detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos); c) indique qué tipo de texto es (0,25 puntos).

2.  Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto)

3.  Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de la opinión de que la infancia es la mejor época de la vida. (1,5 puntos)

4.a. Analice sintácticamente: Los niños pequeños son egocéntricos porque no tienen la suficiente habilidad mental para entender a otras personas. (1,5 puntos)

4.b. Explique el significado en el texto de inanición e hipertrófico. Añade sinónimos y define el ´termino. (1 punto)

5.a.  El Modernismo y la Generación del 98

5.b.  Comente los aspectos más relevantes de la obra española publicada entre 1940 y 1974 que haya leído en relación con su contexto histórico y literario. (1 punto) 

2.- Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto)

 

Mi opinión es la que vale y ninguna otra, es un rasgo humano peligroso en la actualidad. Así que genera un mundo perverso, estúpido porque cada cual tiene el derecho de pelear por o que considera justo si no fuera así no lograríamos convivir los unos con los otros, porque trataríamos al prójimo como esclavo y debemos interiorizarlo para construir un mundo mejor. Un niño puede serlo, un adulto se convierte en idiota.

 

1.- Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes:

a)    Enuncie el tema del texto (0,5 puntos) Su tema es el egocentrismo como lacra de la sociedad actual.

c)     Indique qué tipo de texto es (0,25 puntos) Es probablemente un fragmento de artículo periodístico, un artículo de opinión cuya modalidad discursiva es la argumentación y la exposición.

b)   Detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos)

      Como he expresado anteriormente, se trata de un texto de género periodístico, más concretamente un artículo de opinión o pequeño ensayo, por lo que los rasgos característicos del texto que aportaré harán referencia a este género. La autora parece dirigirse a un público que siente cercano, pues emplea un “nosotros” inclusivo y utiliza un vocativo que así lo revela (“amigos”). En cuanto al nivel léxico-semántico, el texto destaca por su subjetividad y el valor connotativo que adquieren las palabras. Y, dado que pretende expresar fundamentalmente su sentimiento y repercutir en la opinión del receptor, podemos decir que en el texto se ejercen tanto la función expresiva como la apelativa. Además de ellas, y dado que intenta comunicar cómo es la realidad, también utiliza la función representativa pero como observo algún que otro recurso de estilo, también domina la modalidad poética del lenguaje, que crean belleza estética. Destaco la personificación: (El ego nos dicta esa sentencia, queda herido y más solo que la una); metáforas: (vamos en el mismo barco), (ponerse en los zapatos de los demás); juegos de palabras: (Y cree que todos deben buscar lo que él busca, porque lo que él ve, de alguna manera, excede lo que otros ven), (nadie ni lo de nadie) etc.

Desde el ángulo morfosintáctico, los SN están formados en su mayoría por sustantivos abstractos ya que el texto trata un tema de reflexión, filosófico (opiniones, rasgos, intereses, habilidad, deseos, ego,) aunque también aparecen sustantivos concretos para aportar un significado realista al texto (niños, héroes, persona, zapatos, esclavos). Algunos de ellos van acompañados por adjetivos valorativos, subjetivos, muy evidentes en este tipo de textos: (rasgos evidentes y peligrosos, desarrollo equivocado, mundo de idiotas, inanición afectiva…)  El verbo que se utiliza es el presente actualizador, de manera que la acción quede fija en el presente, como si estuviera sucediendo ahora mismo (creen, son, es, hemos ido construyendo _ este último, en gerundio o presente continuo_, dicen, tenemos…) En cuanto a la posición de la narradora, sin duda lo más relevante es el uso de la 1ª persona del plural, para implicar al lector en la opinión de la articulista a través de las personas gramaticales o de pronombres de todo tipo e incluso de algún que otro determinante posesivo: (lugares nuestros, hemos ido construyendo, todos tenemos derecho, nuestros deseos, vamos pisando, vamos en el mismo barco, nos dicta, podremos trabajar, etc.) Naturalmente la 3ª persona la utiliza para reflexionar sobre los demás, sobre los otros: (haya sido, creen, los demás, dicen los psicólogos, cree que todos, aquella que no puede, los pequeños son, un adulto es…) En cuanto a la sintaxis, en general compuestas, lo son por procedimientos variados: la coordinación copulativa, la subordinación sustantiva: (creen que sus opiniones..., cree que todos deben...); observamos también, las adjetivas para aportar significados más amplios que un simple adjetivo: (personas que creen, es aquella que no puede, etc.); las simples copulativas: (Un adulto es…, Los niños pequeños son…, Una persona egocéntrica es…) pero, sobre todo,  lógicamente, construcciones que expresan razonamiento, como las adversativas con “pero”, la subordinación causal (porque lo que él ve..., porque es idiota, porque no tienen...) y la condicional (si vamos pisando..., si el ego nos dicta...)

En cuanto a los procedimientos de cohesión, se aprecia recurrencia en casi todos los planos.

Se repiten palabras vinculadas al tema y la tesis, con sus lógicas derivadas: “egocentrismo”, “egocéntrico”, “persona”, “ego”, “vida”, “mundo”, “sobrevivir”, “moriríamos”, “idiota”. También se repiten pronombres que dan idea del alcance general que se da a las afirmaciones contundentes “todos” y “nadie”.  

 

3.       Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de la opinión de que la infancia es la mejor época de la vida. (1,5 puntos)

 

4.a. Analice sintácticamente: Los niños pequeños son egocéntricos porque no tienen la suficiente habilidad mental para entender a otras personas. (1,5 puntos

4.b. Explique el significado en el texto de inanición e hipertrófico. Añade sinónimos y define el ´termino. (1 punto)

 

Inanición. En el texto, se refiere a la extrema debilidad del sentimiento provocada por la falta de contacto social.

Hipertrófico. Por su parte, tiene el significado de aumento excesivo del egoísmo.

5.a.  El Modernismo y la Generación del 98

En los últimos años del siglo XX, se produce una profunda crisis que afecta a todos los aspectos de la vida: ciencia, arte, cultura, política, etc. Hay un cambio de mentalidad y de valores. Se pierde la fe en la razón y ganan terreno el idealismo e irracionales basadas en el pensamiento de Schopenhauer o Nietzsche. En España, tras el desastre de la guerra contra EEUU en 1898 en la que se perdieron las últimas colonias, España quedó en una profunda crisis agravada por enfrentamientos ideológicos entre tradicionalistas y progresistas. Los primeros años del siglo XX fueron muy duros. Se corona al rey Alfonso XIII, que termina con la Regencia de María Cristina. Estalla la 1ª Guerra Mundial, (1914-18) en la que España permanece neutral. En 1923, el general Primo de Rivera se sublevó contra el gobierno y proclamó la dictadura con el consentimiento del rey, lo que agravó aún más la situación. En 1931 se proclamó la Segunda República, que agrava mucho más los enfrentamientos sociales y políticos y desembocó en la Guerra Civil, (1936-39) por la sublevación de parte del ejército contra el gobierno legítimo republicano. Las consecuencias fueron trágicas.

El modernismo y la Generación del 98 manifiestan una actitud de rebeldía ante la realidad y persiguen una renovación estética y formal. Ambos surgen de la insatisfacción de la literatura de la época y de la búsqueda de un lenguaje nuevo, pero cada movimiento tiene una forma diferente de afrontar la crisis de final de siglo.

El modernismo es un movimiento artístico que ocurre a finales del siglo XIX y principios del XX que busca el refinamiento en la ornamentación y la fantasía en las formas. Sus antecedentes están en la estética parnasiana y en el simbolismo. El impulso inicial vino de Hispanoamérica, gracias autores como el cubano José Martí o el mexicano Gutiérrez Nájera, pero, sobre todo, el nicaragüense Rubén Darío cuya obra Azul (1888) marcó el inicio de esta corriente. Tanto en esta obra como en Cantos de vida y esperanza están presentes las características del movimiento: búsqueda de la belleza, desinterés por la dimensión social del arte, sugerencia del símbolo, musicalidad de los versos, correspondencia entre los estados de ánimo del poeta y el paso de las estaciones sobre la naturaleza. El género literario predilecto de esta corriente fue la poesía. Dentro de los autores españoles podemos encontrar a poetas como Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Manuel Machado (Alma, Caprichos y Cante Jondo) Antonio Machado (Soledades), Valle Inclán (Las cuatro Sonatas), Juan Ramón Jiménez (Eternidades), Eduardo Marquina, Miguel de Unamuno (Cancionero, El Cristo de Velázquez) entre otros.

La Generación del 98 se pude definir como un conjunto de escritores, pensadores, científicos, artistas, etc., que se sienten profundamente afectados por la crisis de valores de fines del siglo XIX y que creen que es el momento adecuado para la regeneración moral, social y cultural del país. A los escritores de la G.98 les interesa la renovación formal del arte que proponen los modernistas, pero se diferencian de ellos porque buscan un estilo sencillo. Cultivarán la prosa: la novela, y sobre todo el ensayo para dar rienda suelta a sus inquietudes. Los temas más frecuentes son España y su paisaje castellano y el sentido de la vida humana. Entre la nómina de autores más representativos destacamos a Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado y Valle Inclán entre otros.

El escritor vasco y Rector de la Universidad de Salamanca, Unamuno escribió En torno al casticismo, un ensayo en el que plasma que el falso patriotismo, el militarismo y los malos políticos han propiciado la decadencia de España y que la solución está en abrirse a Europa y conservar lo mejor de la raíz española, que perdura en el común de los hombres que con su quehacer diario va marcando el paso de la historia, lo que él llamaba la intrahistoria. Unamuno se siente desgarrado ante la imposibilidad de reconciliar fe y razón y de ahí surgen ensayos como Del trágico sentimiento de la vida, La agonía del cristianismo, novelas como San Manuel Bueno, Mártir o Niebla, o alguna obra teatral como El pasado que vuelve.

Pío Baroja, vasco al igual que Unamuno presenta en sus novelas, en especial en La busca, Mala hierba y Aurora roja. la primera de la trilogía: La lucha por la vida, una imagen terrible de la realidad social de su tiempo. En El árbol de la ciencia Baroja expone su corriente más existencial en la que niega el sentido de la vida.

Valle Inclán, gallego, es el autor más representative del 98, cuyo teatro y novela evolucionan desde el Modernismo hasta el nivel más crítico del 98. Es el creador del esperpento, con el que deforma la realidad y todo lo que en ella hay; distorsiona el lenguaje, a veces vulgar, pero muy elaborado y rico; a los personajes los cosifica, animaliza. Se destaca su obra maestra: Luces de bohemia en la que se muestra una visión lamentable, de la vida madrileña a través de los ojos de un poeta ciego, Max. Divinas palabras es la historia de familias que explotan en ferias la deformidad de un sobrino. Las comedias bárbaras, en las que Valle presenta un mundo de pasiones y violencia en su Galicia natal, y, por último, Martes de carnaval, título de una trilogía en la que igualmente satiriza la vida madrileña.

El sevillano Machado es el gran poeta de la generación y uno de los más importantes poetas españoles de todos los tiempos. Escribió, entre otros libros de poemas Soledades, el libro más cercano al modernismo: Aparecen los símbolos típicamente machadianos: el agua, las fuentes, la tarde. Soledades, galerías y otros poemas, representa el rechazo del modernismo. El contacto con Soria le hace amar el paisaje castellano. Campos de Castilla, es el libro más cercano del 98 de toda su producción. El poeta se identifica con la tierra castellana. En una última etapa, Machado se compromete con la República. Aparece la poesía socio-política en sus Poesías de la guerra.

5.b.  Comente los aspectos más relevantes de la obra española publicada entre 1940 y 1974 que haya leído en relación con su contexto histórico y literario. (1 punto) 

 

Nada. Carmen Laforet.

Tras la guerra civil aparece la necesidad de una nueva estética: la novela del 98 queda muy lejos y Baroja parece agotado, mientras la estética del 14 no responde a la nueva realidad. Se vuelve, por ello, a la tradición realista española.

Surgen nuevos escritores que serán conocidos como la generación del 36, y que desarrollarán, con un lenguaje diferente y un tono crítico, una novela acorde con la cruda realidad que el país ha heredado de la guerra. Camilo José Cela publica en el 42 La familia de Pascual Duarte, creando lo que se ha venido a denominar “tremendismo”, dominado por la crueldad y acciones violentas y extremas. Carmen Laforet publica Nada en el 45, mostrando el mundo oscuro y depresivo de los años de posguerra, al igual que Miguel Delibes con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, de 1947.

Aparece, por otro lado, la novela sobre la guerra civil, obras del bando ganador como La fiel infantería de García Serrano (1943), o escritas en el exilio, con una fuerte crítica social y compromiso político como, El laberinto mágico, es el título general de una serie novelística de Max Aub, escrita entre el 43 y el 68, o La forja de un rebelde de Arturo Barea, trilogía de corte autobiográfico, publicada en 1951.

En esta vertiente existencial destaca Carmen Laforet, con Nada, que ganó el primer Premio Nadal (1944), y que narra las vivencias de Andrea que acude a Barcelona, para estudiar en la universidad, donde vivirá con su abuela y otros parientes, en una Barcelona de posguerra, gris e hipócrita, con una atmósfera de incertidumbre, desesperanza y de crueldad. Ese es el escenario existencialista, propio del siglo XX, debido a guerras y crisis económicas y es que las consecuencias de la Guerra Civil están muy presentes en los dos mundos que encuentra Andrea: la casa familiar (símbolo de un ambiente moral degradado) y los amigos de la universidad (con la angustiosa experiencia por la diferencia de recursos económicos), que dejan a la protagonista de Nada desorientada y en busca de respuestas que nadie podía contestar.

En dos ocasiones aparece en el libro en forma de respuesta la palabra que da título al libro, “Nada”. La primera cuando sale a relucir la historia de la tía Angustias con un señor casado y la segunda cuando se descubre la historia entre Gloria y su cuñado, el tío Román. Dos momentos de tensión y de descubrimiento, que se quedan en eso, en “nada”.

La novela está estructurada en tres partes. La primera comienza con la llegada desde provincias a Barcelona de Andrea y la presentación del lugar y de la familia, con lo sucio y el color negro, dibujado en estas primeras páginas. La tía Angustias tiene gran protagonismo, aunque acaba marchándose a un convento no sin antes desearle la muerte a su sobrina: “Durante quince días he estado pidiendo a Dios tu muerte… […] ¡Infeliz! ¡Ya te golpeará la vida, ya te triturará, ya te aplastará! ¡Hubiera querido matarte cuando pequeña antes de dejarte crecer así!”. En la segunda parte, conocemos más a fondo el mundo universitario de Andrea con su amiga Ena, y, en la tercera parte, se resuelven algunos conflictos planteados que mezclaban ambos mundos y termina, aunque con la presencia de la muerte y de abandonos, con cierta esperanza para el futuro.

            Nada, aunque con más de 75 años, aborda problemas que hoy día son actuales, entre ellos, la violencia de género (a lo largo del relato existen duros fragmentos en los que Juan, uno de los tíos de Andrea, propina palizas a su mujer Gloria: “Juan la cogió por los hombros […] Vi caer a Gloria y rebotar su cabeza contra la puerta del balcón”). La autora critica la actitud del hombre de posguerra: “Era uno de los infinitos hombres que nacen solo para sementales y junto a una mujer no entienden otra actitud que esta” o “Tiene sesos de conejo… ¡como tú!, ¡como todas las mujeres!… por lo menos ¡que sea madre, la muy…!”

            Es un relato en primera persona, en el que, tras la publicación de la biografía de Carmen Laforet, se ve el paralelismo de su vida con el personaje de Andrea de esos años de posguerra y de opresión… A través de la primera persona, Andrea, refleja la angustia existencial (“me sentía ansiosa de compañía, como un perro…”) y reflexiona sobre el ser mujer (“Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de una manera que ella misma se sienta irradiante de luz”). Otro tema importante es la diferencia de estatus social (“Los obreros viven mejor que los señores, llevan alpargatas, pero no les falta su buena comida y su buen jornal”), y es que la familia de Andrea cuenta con Antonia, la criada, a pesar de sus problemas económicos. La guerra se palpa en la lectura con referencias a “bombardeos”, “tiros”, “pasada guerra”, “zona roja”, “los nacionales”, “sufrimientos de la guerra”, “embriaguez de la guerra”, “casas viejas que la guerra había convertido en ruinas”, o “los esqueletos oxidados de los buques que salían a la superficie (en el puerto)”. Como la historia sucede en Barcelona el lector se topa con alguna que otra palabra y enunciados en catalán (Vols una mica d’aiguardent, nena?”), que no suponen ningún problema de comprensión.

Una mínima referencia al personaje de la abuela es imprescindible. Un personaje al que siempre Andrea menciona con ternura, “capaz de morirse de hambre si la comida estaba escasa para que quedase más a los otros” y defensora de los suyos, a su vez, de los que más la necesitan.

La opresión de la obra inunda hasta al lector traspasando cada línea de la novela, dibujando lo cruel de la psicología humana. Apunta Carmen Laforet en Nada que “los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos los de nuestro alrededor conocen. Tragedias estúpidas. Lágrimas inútiles”. Otras obras que destacan de Laforet son La isla y los demonios (1952) y La mujer nueva (1955).

 

A MI HONORABLE PADRE. 19/05/08

A mi honorable padre.

Me encuentro en una situación difícil, pero cómoda. Es como si flotara en el espacio de los recuerdos. Todo sabe a recuerdos, todo son momentos vividos. Si camino, recuerdo; si pienso recuerdo más intensamente; si tomo cerveza, recuerdo instantes que compartimos; si voy a la compra, él siempre está presente. Todo lo que hay a mi alrededor me recuerda a él. Sueño con su presencia. Fue una persona muy importante en mi vida y para mi vida. Le dije millones de veces que lo quería y eso me reconforta sobremanera. Ahí ando, en estos senderos me encuentro. En alguna ocasión, los lagrimales vierten alguna gota de dolor. Sigo viviéndolo mucho más intensamente que cuando me regalaba su presencia.
Fue un hombre bueno, un buen hombre. Íntegro hasta la exageración. Honesto hasta hacer de la honestidad misma su modo de vivir. Paciente como el mejor chacal que espera el movimiento de su presa para capturarla, él para ayudarla. No tenía palabras de más, las que usaba se llenaban de esperanza y de emoción contenida. Lo quise hasta la profundidad del alma compartida y amiga. Tuve poca comunicación con él en los últimos años porque se apagaba su intelecto y, a la vez, su generosidad de coloso humano.Todo huele a él; todo sabe a él; todo suena a él. A él. A él mismo.

Siempre te recordaré, siempre te querré querido papá.

IN MEMORIAM - Tu hijo Josemari.


A MI MADRE

A MI MUSA

¿Y ahora qué? Ya no estás a mi lado.
Tu presencia se deshace tal el hielo
en fuego, se fija como una obsesión
que me llena y me llega y me yaga
en tremendos nubarrones irónicos
que deshacen amapolas de sueño.
Ese sueño sutil y estremecedor
de tu voz, de tu sonrisa,
de tus tranquilizadoras manos,
alentadoras de sueños.
¡Dímelo al oído cuando estés!
Dime que quieres aunque sea un susurro mío,
un agradable abrazo mío, tal vez
un espontáneo beso mío.
¡Dímelo cuando estés!
Dime que el sueño sueña,
dime que el amor ama,
dime que sin llorar lloras,
dime que no podemos hacer nada, ya
dime que me quieres.
¡Dímelo mamá cuando estés!
Te quiero, quise y querré, a morir, planeta de mis sueños.

LA MISIÓN DE EDUCAR

Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar, equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, que ese inexperto barco mientras uno lo trabaja, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada. Manuela Fernández

PARA MI VIDA, PARA TI.


PARA MI VIDA, PARA TI.

Amor, azucena celestial,
que nada entre espumosas olas,
¿por qué no me dices que me quieres?
¿por qué no colocas tu dulce,
perfume entre caracolas?
Dime amor, huele mi perfume,
ama mi instante, sueña con
tu sombra, con tu recuerdo,
inventa la estrella, ama el infinito
exhala perfumes inquietos
y dormidos silencios de placer.
¿Por qué no me dices que me quieres?
Hambre de mis venas,
Elegíaca amaca,
Luz de mis luces,
Entrada de mis penas,
Novela sin escribir,
Amor de mi vida.
¿Qué quieres que te diga más?
¿Qué? ¿Qué sueñas?

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