domingo, 28 de marzo de 2010

OBRA DEL POETA DEL PUEBLO

Miguel Hernández

Como escribe Leopoldo de Luis, en poco más de una década, Miguel vivió una aventura lírica de gran riqueza y de sorprendente evolución. Deslumbrado por el juego barroco de Góngora y de los gongoristas de su tiempo -Alberti, Diego...-, escribió el cuadro multicolor de 'Perito en lunas'. Deslumbrado por la belleza bucólica de Garcilaso, por su "dolorido sentir", y por "las furias y penas" de Quevedo, escribió 'El rayo que no cesa'. Deslumbrado por la simbología ascética y conceptual de Calderón, escribió 'Quién te ha visto y quién te ve'.
Deslumbrado por el turbión del surrealismo y su libertad asociativa, escribió poemas como 'Mi sangre es un camino', 'Sino sangriento', las odas a Neruda y Aleixandre y algunos otros poemas. Deslumbrado por el heroísmo popular, escribió 'Viento del pueblo'. Y ya no deslumbrado, pero sí amargamente sorprendido por el dolor y por la miseria de los comportamientos humanos, escribió 'El hombre acecha' y 'Cancionero y romancero de ausencias'. La presencia de Miguel Hernández en el panorama de la poesía española es importante, tanto por su propio valor como por sus relaciones de época. Aparece en un momento brillante: cuando la famosa Generación del 27 está mostrando su obra más representativa.
Participa también de la Generación del 36, de su corriente social inspirada en los movimientos obreros y reivindicativos, línea en la que Miguel se encuentra particularmente atraído en cuanto que lleva dentro un innato sentido de la justicia y un vehemente amor al pueblo. La guerra civil, que irrumpe aquel verano del 36 trastornando toda la sociedad española, situará a Miguel en el centro de un importante movimiento de poesía comprometida con la situación. Entusiasta y vitalista por naturaleza, no podía Miguel librar su poesía de las amargas circunstancias concitadas contra él y contra los suyos.
Víctima a lo largo de su vivir de tantas injusticias, se convierte en el más grave cantor de esas tres terribles ausencias que son la guerra, la cárcel y la muerte. Joya de la poesía del amor herido tanto como de la poesía del aherrojamiento, su última producción lo convierte en uno de los más altos poetas españoles de todos los tiempos.
Por otra parte, la obra hernandiana de esos últimos años abrió caminos para la poesía de posguerra. Intensa producción hernandiana la de 1938 a 1940, buena parte escrita desde la cárcel, que se proyecta hacia los jóvenes salidos de la contienda, sin duda desorientados y confusos, sin maestros y algunos hasta casi sin voz.

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A MI HONORABLE PADRE. 19/05/08

A mi honorable padre.

Me encuentro en una situación difícil, pero cómoda. Es como si flotara en el espacio de los recuerdos. Todo sabe a recuerdos, todo son momentos vividos. Si camino, recuerdo; si pienso recuerdo más intensamente; si tomo cerveza, recuerdo instantes que compartimos; si voy a la compra, él siempre está presente. Todo lo que hay a mi alrededor me recuerda a él. Sueño con su presencia. Fue una persona muy importante en mi vida y para mi vida. Le dije millones de veces que lo quería y eso me reconforta sobremanera. Ahí ando, en estos senderos me encuentro. En alguna ocasión, los lagrimales vierten alguna gota de dolor. Sigo viviéndolo mucho más intensamente que cuando me regalaba su presencia.
Fue un hombre bueno, un buen hombre. Íntegro hasta la exageración. Honesto hasta hacer de la honestidad misma su modo de vivir. Paciente como el mejor chacal que espera el movimiento de su presa para capturarla, él para ayudarla. No tenía palabras de más, las que usaba se llenaban de esperanza y de emoción contenida. Lo quise hasta la profundidad del alma compartida y amiga. Tuve poca comunicación con él en los últimos años porque se apagaba su intelecto y, a la vez, su generosidad de coloso humano.Todo huele a él; todo sabe a él; todo suena a él. A él. A él mismo.

Siempre te recordaré, siempre te querré querido papá.

IN MEMORIAM - Tu hijo Josemari.


A MI MADRE

A MI MUSA

¿Y ahora qué? Ya no estás a mi lado.
Tu presencia se deshace tal el hielo
en fuego, se fija como una obsesión
que me llena y me llega y me yaga
en tremendos nubarrones irónicos
que deshacen amapolas de sueño.
Ese sueño sutil y estremecedor
de tu voz, de tu sonrisa,
de tus tranquilizadoras manos,
alentadoras de sueños.
¡Dímelo al oído cuando estés!
Dime que quieres aunque sea un susurro mío,
un agradable abrazo mío, tal vez
un espontáneo beso mío.
¡Dímelo cuando estés!
Dime que el sueño sueña,
dime que el amor ama,
dime que sin llorar lloras,
dime que no podemos hacer nada, ya
dime que me quieres.
¡Dímelo mamá cuando estés!
Te quiero, quise y querré, a morir, planeta de mis sueños.

LA MISIÓN DE EDUCAR

Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar, equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, que ese inexperto barco mientras uno lo trabaja, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada. Manuela Fernández

PARA MI VIDA, PARA TI.


PARA MI VIDA, PARA TI.

Amor, azucena celestial,
que nada entre espumosas olas,
¿por qué no me dices que me quieres?
¿por qué no colocas tu dulce,
perfume entre caracolas?
Dime amor, huele mi perfume,
ama mi instante, sueña con
tu sombra, con tu recuerdo,
inventa la estrella, ama el infinito
exhala perfumes inquietos
y dormidos silencios de placer.
¿Por qué no me dices que me quieres?
Hambre de mis venas,
Elegíaca amaca,
Luz de mis luces,
Entrada de mis penas,
Novela sin escribir,
Amor de mi vida.
¿Qué quieres que te diga más?
¿Qué? ¿Qué sueñas?

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